Con ánimos renovados, comienza la recta final

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Después de este parón de Pascua-exámenes, vuelvo al tajo.

Espero que no se me haga muy duro. Estoy animado.

He desconectado muchísimo estos días, aunque también he aprovechado para organizarme un poco mentalmente, tanto en el aspecto personal como en el académico.

Hoy he ido a hinchar las ruedas de mi bici. No quiero desvelar mucho acerca de mi Universidad, mi ciudad, etc. Pero vivo relativamente cerca de donde trabajo, y alguna que otra vez uso la bicicleta como medio de transporte para ir a la Universidad. También uso el transporte público en alguna ocasión, pero encuentro que no es tan puntual y fiable como debería ser, para mi gusto. A veces voy o vuelvo andando, pero eso sólo puedo hacerlo cuando tengo tiempo de sobra, porque tardo unos 40 minutos, desde mi casa hasta mi despacho, cuando en coche tardo de 10 a 15.

En realidad, el 90 o 95% de las veces voy a la Universidad en mi coche, por rapidez y comodidad. Y, sobre todo, porque muchas veces salgo de la Universidad tarde, de noche, y no me gusta tener que tomar el transporte público o la bici...

Pero todo es cuestión de organizarse. Como decía, hoy he hinchado las ruedas de mi bici en una gasolinera cercana a mi casa (me ha hecho gracia: antes de mí, había un padre con si hijo, hinchando las ruedas de un cochazo, un BMW, y después de mí venía un chico con una moto, también enorme). Ya están preparadas para soportar mi peso, que es mayor que antes de las vacaciones pascueras.

Voy a probar si con la bici soy capaz de llegar a tiempo a todo, sin agobiarme. Si lo consigo, la bici es el medio de transporte perfecto (junto con el transporte público, cuando no tarda demasiado), porque me permite hacer ejercicio y NO gastar NI contaminar.

Puede parecer una chorrada, pero hoy he disfrutado haciéndome un zumito de naranja; da pereza, pero cuando lo saboreas... Total, que empiezo la recta final de curso con un intento de llevar una vida más sana y ordenada. Me va a hacer falta.

Cosas que se avecinan:
  • Me uno a la labor de consultoría que está llevando mi director de Tesis con una empresa. Está en la fase final.

  • Paralelamente, si tengo tiempo, o posteriormente, he de comenzar a redactar los dos artículos basados en mi DEA.

  • De mi Tesis, me queda muuuucha faena, y el grueso va a ser este verano, pero quiero sacar tiempo para leer cosas, a ratos sueltos. Leer, ya es algo.

  • De docencia, sigue la marcha normal, hasta dentro de unas semanas, en que comenzaré la maratón, la traca final: 7 grupos de prácticas semanales, hasta final de curso. Ya hablaré más de eso; pero el caso es que tengo que comenzar a mentalizarme.

Mañana reanudo las prácticas de la asignatura en la que tengo unos alumnos Erasmus. La verdad, después del curso en inglés, me veo con más capacidad de hablarles y explicarles. Y, en cualquier caso, me apetece. Es una manera de seguir practicando el inglés.

De momento, esta semana NO empieza fuerte, así que creo que podré organizarme y no agobiarme. Creo que empiezo esta recta final del curso bastante centrado. Ya veremos qué tal.

Los árbitros siempre son los malos

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Se llaman referees, en inglés, igual que los árbitros de fútbol, aunque en español solemos referirnos a ellos como los evaluadores. Son los encargados de valorar si un artículo de investigación merece ser publicado o no, en una revista.

Cada revista científica tiene sus referees. No hay que hacer nada especial para ser referee. Sencillamente, empiezas a publicar artículos y, un buen (?) día, recibes una invitación de los editores de alguna revista para evaluar un artículo que les ha sido enviado.

Ser referee no se paga, y puede llegar a convertirse en un marrón, porque si los editores ven que lo haces bien, te envían más artículos para su revisión. Es el caso de mi compañero Chus, por ejemplo.

La mayoría de las revistas utilizan un sistema de evaluación ciego; es decir: tú no sabes quiénes son los referees que van a juzgar tu artículo.

Los editores envían tu artículo a tres referees, habitualmente (cada uno, además, desconoce quiénes son los otros dos). Después de leerlo, cada referee emite un dictamen individual, que puede ser de aprobación sin reservas, con reservas menores, o con reservas mayores, o bien de desestimación. Se supone que deben justificar su valoración y, en el caso de las reservas menores o mayores, indicar qué debe ser modificado o añadido en el artículo, en su opinión, para darle su visto bueno definitivo. Y aun en una segunda revisión, con los mismos referees, tras las modificaciones, te pueden tumbar el artículo.

En el caso de una revista a la que Zoe y Chus han enviado un artículo, se lo han tumbado porque, de los tres referees, uno lo ha rechazado directamente, otro lo ha aprobado con minor modifications (o sea, con reservas menores) y otro lo ha aprobado con major modifications (reservas mayores). La política de los editores de esta revista concreta, es rechazar directamente el artículo, en este caso.

Lo chungo viene cuando lees las argumentaciones de los referees; algo así como el acta arbitral en los partidos de fútbol, sólo que aquí cada referee justifica su decisión por separado, como acabo de comentar.

Hay muchas ocasiones en que las justificaciones que dan los referees sugieren que no han entendido bien el sentido del artículo, en todo o en parte, o directamente son incorrectas (por ejemplo, pueden objetar "en el artículo no se ha demostrado A", cuando en realidad sí lo has hecho, pero no se han dado cuenta). Por tanto, esas objeciones mayores o menores, en ocasiones, se podrían salvar con un simple diálogo (por e-mail, y a través de los editores, se entiende).

En este caso, Zoe y Chus lo han hecho (enviar un e-mail), y los editores les han propuesto que un cuarto referee evalúe su artículo; han tenido suerte (aún no sé si aceptarán, de todas formas). Pero otras veces, las normas son aplicadas con más rigidez, y te quedas con un artículo rechazado simplemente porque los referees que te han asignado son muy estrictos, o tenían un mal día, o son unos incompetentes.

Lógicamente, nadie te impide enviar el artículo a otra revista. Pero el proceso de revisión en algunas revistas es lentísimo, y pueden pasar años desde que envías un artículo hasta que te lo publican. Aun en el caso de que te lo aprueben a la primera, sin reservas, hay una demora de bastantes meses desde la aprobación hasta la publicación (a veces en las pruebas de imprenta se detectan erratas, etc.).

El proceso de revisión es mejorable; por ejemplo, podría haber una segunda ronda, si te lo rechazan, para comprobar si realmente el artículo es malo, etc. Pero eso supondría un colapso mayor (no hay mucha gente que quiera ser referee y que lo haga bien, porque precisamente están ocupados escribiendo sus propios articulos).

En algunas revistas, se paga para poder enviar un artículo. Así, se evita que la gente envíe artículos malos "por si cuela", pero se penaliza a los investigadores de los países mas desfavorecidos.

Crear referees de pago tampoco es la solución (sería lo equivalente a profesionalizar los árbitros, en el caso del fútbol español), porque se supone que se les exigiría más, dejarían de investigar, y eso les invalidaria como referees (además de que la mafia que se crearía alrededor del tema sería peor que la enfermedad).

La conclusión es que, como en el fútbol, los árbitros (referees) siempre son los malos de la película, lo hagan como lo hagan, y que, al menos, somos libres de criticar todas sus decisiones, independientemente de cuáles sean. Lo malo es que, forofismos a parte, las decisiones de estos árbitros son más trascendentes para nuestra vida diaria que las de los campos de fútbol.

¿Qué va a salir en el examen?

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Como comentaba en mi anterior post, se avecina un periodo de exámenes extraordinarios, en algunos de los centros en los que impartimos clase.

A mi compañera Zoe le ha llegado uno de esos e-mails de alumnos que merecen ser conservados con triple copia de seguridad :-D :-D :-D.

El alumno en cuestión, bastante preocupado (según se deduce del e-mail), le pregunta, en pocas palabras, si el examen contendrá un ejercicio de tipo A, como el año pasado, o de otro tipo. Tal cual. Le ha faltado decir: "Así sé lo que me tengo que estudiar, y lo que no".

Ella no quería perder ni un minuto de tiempo en responder. Yo le he sugerido que podría contestarle: "A ti, por preguntar, te haremos un examen especial en el que aparecerá de todo".

Chus, que también da la asignatura, le ha dicho que le conteste: "Supongo que todos tus compañeros desearían saber la respuesta a lo que me preguntas. Lamentándolo mucho, no puedo contestarte a eso ahora, pero tendrás tu respuesta en el momento en que te entreguemos el enunciado del examen". Chus es experto en dar respuestas cortantes a los estudiantes... poco estudiosos, digamos.

La Universidad sin clases. Planes próximos

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¿Qué hace un profesor de Universidad cuando no hay clases? Bueno, ya hablé indirectamente de esto durante todo el pasado verano, cuando inauguré este blog.

La Universidad sin clases es rara; es así. Pero, cuando es en medio de un cuatrimestre (fiestas pascuales), todavía lo es más.

Sin querer desvelar, como siempre, a qué Universidad pertenezco, sí que es cierto que aquí unimos las fiestas de Semana Santa con una extraña semana de exámenes, que interrumpen las clases durante bastante tiempo.

¿Hay profesores que sólo aparecen por la Universidad para dar sus clases? Sí; y aun algunos ni eso. En estos días sin clases, la Universidad está y va a estar desierta. No llega a ser como junio o julio, pero casi.

Pero, en concreto, ¿qué voy a hacer yo? Bueno, he desconectado bastante en estos días, y me va a costar volver. Pero tengo claras mis próximas tareas (no me voy a aburrir):
  • Docencia: preparar un poco las próximas clases. Ninguna novedad ni complicación; únicamente, quiero revisar un poco lo que falta, e intentar visualizar un poco las próximas clases: cómo van a ser, qué cosas quiero destacar...

  • Consultoría: liquidado ya el cursillo en empresa (hasta una posible próxima edición en verano), tengo que ponerme ya las pilas con un trabajo que estamos realizando para una empresa, en el grupo de investigación al que pertenezco. Yo estuve en la fase inicial del proyecto (fue durante el parón de Navidad, en que no escribí en el blog), y vuelvo a meterme en él ahora, casi al final. Tengo tiempo de sobra y, en realidad, todavía no puedo empezar a realizar mi parte, pero puedo (y debo) empezar a prepararla.

  • Investigación: muchísimas cosas por hacer. Se hace obligatorio secuenciarlas, para no ahogarse pensando en todas ellas al mismo tiempo. Lo más prioritario (y ya urgente) son los artículos basados en mi DEA, que sigo teniendo pendientes de redactar. Después, deberé retomar la Tesis; creo que será este verano, es decir, casi un año después de la última vez que pude dedicarle tiempo. Así, no puede ser. Claro, este año habré añadido a mi currículum el haber impartido cursos en empresas, y unos cuantos congresitos, además del trabajo que estamos realizando ahora para una empresa... Pero, desde ya, la Tesis tiene que comenzar a ser mi única tarea de investigación-consultoría, o al menos la más prioritaria.

Es interesante comparar esta lista con los planes que me fijé hace 4 meses...

Alguna conclusión: aunque me encuentre motivado, he de dimensionar y estimar mejor los tiempos que tardo en realizar las actividades, en general. Veo que todo cuesta tiempo, aunque parezca que ya casi está. No me refiero a que, por ser muy perfeccionista, nunca termine las cosas. Sencillamente, es que, para que una tarea esté terminada, presentable, hay que dedicarle horas y esfuerzo. Y ese tiempo debe ser de calidad; no vale cualquier rato suelto...

Alguna pregunta que queda en el aire:
si mi Director de Tesis me hubiera achuchado (5.a acepción de la RAE) como lo hizo Johnny con el curso a empresa, ¿habría servido de algo? ¿Dónde estaría?

Queda en el aire la pregunta, pero, sinceramente, no cambio nada de lo vivido, profesional y personalmente, en los casi 7 años que llevo en la Universidad.

Eso sí, sigo cambiando y mejorando (o intentándolo), para continuar avanzando, evolucionando.

Buenos grupos

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Un breve post para comentar cómo me va con mis alumnos de este cuatrimestre.

La verdad es que dar el curso en empresa, del que hablé el otro día, además de suponerme un estímulo para aprender a organizarme mejor en mi trabajo de investigación, me ha servido de pequeña renovación y reciclaje docente.

El jueves, resacoso aún por el largo día anterior, tuve clase de 8 a 9h con uno de los grupos a los que doy clase este cuatrimestre. Y ayer viernes tuve clases de 11.30 a 13h con otro grupo distinto, de otra asignatura en otro centro.

Pero, tanto el jueves como ayer, me resultó muy ameno dar la clase. Este cuatrimestre estoy teniendo muy buenos alumnos, la verdad. Gente más motivada que lo que viene siendo la media últimamente. Por eso, ya lo estaba pasando bien dando las clases. Además, me lo sé ya, en el sentido de que estoy repitiendo por tercer curso consecutivo prácticamente todo lo que imparto este año.

Pero, la verdad, el jueves y ayer di la clase con una motivación especial, y también con un estilo un poco diferente. Fue como si, en parte, adaptase un poco el estilo de dar cursos en empresa a dar una clase de Universidad.

Intenté pensar en hacerlo ameno, en introducir contenidos y materia planteándoles preguntas y haciéndoles pensar. En el caso de mis alumnos de los viernes, que son de primer curso (los niños, los llamo muchas veces, porque son bastante jovencitos), incluso planteé una especie de juego o acertijo, que tenía mucha relación con la materia que estábamos viendo. ¡Y funcionó!

Me he dado cuenta de que estaba siendo demasiado académico en mis clases, últimamente. Utilizo powerpoints, y cuento algunos chistes, y mi relación con los alumnos suele ser bastante cercana. Pero las materias que imparto suelen ser de carácter básico o fundamental, y no es fácil hacerlo ameno. Y por eso, se suele optar por lo fácil: dar el contenido lo mejor posible, para que, quien quiera, pueda enterarse.

Estaba olvidando por completo la posibilidad/obligación de intentar motivar a los alumnos, hacer cosas que sirvan para mantenerlos activos, captar su interés/atención, al mismo tiempo que introduces conceptos y avanzas en el temario (o sea, sin dejar de lado los objetivos y los contenidos, digamos). En el curso de empresa del miércoles aprendí que, si la gente que tienes delante está mínimamente interesada en lo que vas a explicar (es decir, si no está allí por obligación), es fácil (y por tanto, no hay que dejar de intentarlo) intercalar actividades más participativas con una parte más expositiva (es decir, la parte en la que explicas en la pizarra, por así decirlo).

A parte de la metodología, que es a lo que me estoy refiriendo, también me doy cuenta de que el jueves y el viernes pensé muchísimo más en los alumnos, a la hora de impartir la clase (hablamos de actitud del profesor, por tanto). ¿Cómo puede ser que todavía no me sepa los nombres de algunos? De repente, no me pareció bien, la verdad. Nunca he sido bueno en eso, pero reconozco que en este cuatrimestre no había puesto casi ningún interés en conocerlos, en tratarlos como personas individuales y concretas.

Recuerdo que en el cuatrimestre pasado sí que estuve mucho más acertado en este sentido. En esa mitad del curso, llevo un grupo yo solo, con teoría y prácticas, y me los acabo conociendo a todos; es más fácil pensar en ellos, tenerlos en cuenta, etc.

En definitiva, los alumnos a los que me estoy refiriendo son grupos buenos, y he de ser consciente para aprovecharlo, y hacer una buena labor. Me voy a exigir un poco más, pero lo voy a pasar muy bien. Suerte que este trabajo me gusta, la verdad.

Ha valido la pena

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Hoy ha sido, por fin, el curso que tenía que dar en una empresa.

Los últimos días lo he pasado realmente mal. Creía que no llegábamos (faltaba todavía por cerrar cierto material fundamental) y que no iba a ser capaz de hacerlo (un curso en inglés, a un tipo de público al que nunca antes me había enfrentado, y con la exigencia más propia de un consultor que de un docente).

Realmente, deseaba con toda mi alma volver atrás en el tiempo y haber dicho NO a este compromiso, que me ha quitado más horas de sueño en 1 semana que el DEA y la Tesis desde que existen. He comprobado que soy capaz de dormir sólo 1,5 horas y aguantar toda la mañana siguiente; dormir 1,5 horas más de siesta después de comer, y continuar a un ritmo medio-alto toda la tarde.

Bueno, pues bien: creo, pienso que ha valido la pena. Todo se ve ahora distinto, porque el curso ha resultado muy bien, ha funcionado, les hemos dado lo que esperaban, y de la manera que ellos esperaban (que era, también, la manera en que nosotros queríamos darlo), y nos hemos sentido cómodos. Éxito en todos los sentidos. Incluso, de manera positiva, les ha parecido corto.

Y puede haber continuidad, con más ediciones (una seguro ya para verano), con lo cual, el trabajo hecho se amortiza. Espero.

Lo valoro como una buena experiencia, porque, al haber salido todo tan bien, te quedas con un buen sabor de boca. Pero, más allá de eso, pienso que sí, que es cierto lo que me decían cuando me propusieron este curso: "míralo como un reto, como una oportunidad de desarrollo profesional, de completar tu currículum, una experiencia que te enriquece", etc. Pues, sí, ha sido eso (bueno, aún tendré que ver los efectos a largo plazo...).

Y gran parte de la culpa del éxito del curso y de que lo haya vivido finalmente como una buena experiencia la tiene mi compañero (desde hoy, lo considero como tal) Johnny, el consultor que me asignaron. Un tipo genial, sencillamente. No se puede decir más. Sin él, esto no habría sido posible. He aprendido con él y de él.

No me gusta ser esclavo-consultor; es la mayor ventaja que tiene mi trabajo: la autonomía o libertad, según se quiera ver. Pero, dejando clara esa puntualización básica, he de decir que ha sido muy importante para mí salir de la Universidad y hacer algo distinto. Ha sido enriquecedor, de verdad. [Además de lo que farda decir que has dado un curso en inglés.]

También, la verdad es que hoy, ahora, me siento con mucha más confianza en mí mismo. Me siento bien conmigo mismo, la verdad; no puedo negarlo.

Por otro lado, aunque lo haya comentado arriba como una anécdota, no estoy orgulloso de haber dormido sólo 1 hora y media el otro día, para poder llegar a preparar esto. Me preocupa, y mucho, porque habla de mi actual dificultad para cumplir con los plazos impuestos. Desde que dejé mi trabajo en el mundo real (fuera de los muros de la Universidad), hace ya casi 7 años, no había tenido que atender casi nunca requerimientos del estilo "esto tiene que estar para ya, y tiene que salir como sea".

Y a ese tipo de exigencia me he tenido que enfrentar esta vez. Y eso ha sido duro, la verdad. O yo lo he vivido como algo muy duro y nada agradable.

Pero me pasa parecido (aunque atenuado, pues la exigencia viene de uno mismo, y un poco de las circunstancias) con todo aquello que tiene plazos, en mi actual trabajo universitario. Lo paso mal, cada vez que me veo con el agua al cuello como consecuencia de no haber sabido organizarme.

Como Johnny es un gran experto en temas de habilidades personales (skills, que está de moda ahora), creo que le pediré algún consejo sobre cómo aprender a organizarme.

Comenzaré con preguntarle YA trucos fáciles para que, en días como mañana, evitar las distracciones.

Mañana tengo clases de 8 a 9h, y después se supone que tengo toda la mañana para estudiar/trabajar; y es que tengo trabajo (me queda terminar el artículo que llevo pendiente, para un congreso).

Pues bien, sé que mañana vendrá mucha gente al despacho. Lo presiento; es un día muy cercano ya a las vacaciones de Semana Santa, y la gente pulula, el ambiente invita al relajo. Y no quiero tener que decirles: "mira, vete, que tengo mucho trabajo (porque es verdad); yo no vengo aquí a conversar, sino a trabajar".

Pero algo les tendría que decir, sin duda. De una manera amable. El despacho de Zoe y mío a veces parece un consultorio, además de un plató de 7 Vidas, como ya comenté en un post anterior.

Y no puede ser que te plantees una mañana de trabajo intenso y serio, y que acabes perdiendo la mitad de ese precioso tiempo, en ratitos sueltos, charlando con la gente de mil cosas y qué sé yo.

¿Cómo gestionar eso? Yo puedo intentar no enrollarme, no provocar yo las conversaciones, no alargarlas innecesariamente, etc. Pero no quiero parecer seco ni distante, ni ser como no soy, en definitiva...

No me preocupa mucho, para mañana, pero sí en general: ¿cómo aprender a cumplir con los plazos? Sé que esta vez he escarmentado, y que seguramente ahora tendré una temporada más productiva y organizada. Pero, ¿cuánto durará esta inercia? He de saber aprovecharla para tomar un impluso definitivo...

Perdonad por el rollo, los que me leáis, pero es que llevo levantado desde las 5.10h de la mañana de hoy, para llegar a tiempo a donde era el curso, y estoy escribiendo antes de caer rendido en la cama...

Un buen día. Una buena experiencia. Un buen compañero. Un impulso nuevo.

Quizás marcándome pequeñas metas... pueda funcionar. Sólo encuentro que debo ser más constante en la manera en que me apunto y reviso y programo las tareas que llevo en marcha. Es algo que todavía no he conseguido hacer semanalmente (la revisión de tareas).

También reconozco que me ha servido que me aprieten un poco, con el "esto tiene que estar YA, como sea" (firme pero no autoritario, en el caso de Johnny; con mucho tacto, en todo caso). "No puedes venirme el lunes con las manos vacías" (dicho con una sonrisa). "Esto es fundamental". Y yo, me lo creía, por decirlo de algún modo, y lo hacía. Me he dejado guiar por esas frases. A lo mejor, se trata de autoconvencerse, empleando muchas veces frases así, mentalmente.

Concretamente, me ha gustado mucho (porque hoy me ha llegado, en un momento concreto), la frase "esto es fundamental". Implica muchas cosas, para mí (me recuerda a las veces en que la hemos usado hoy).

Mi pareja también me está ayudando mucho en esto, por cierto. Supone un estímulo y un gran apoyo. Ella me recordó ayer la idea de "escribir lo que tienes que hacer" y "mejor pequeñas cosas en plazos cortos de tiempo". Gracias.   :-)

Me río por no llorar

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Ayer fue uno de los días más duros de los últimos meses.

No tanto por motivos profesionales, sino por una mezcla de temas personales y profesionales. Todo ello aderezado con la correspondiente dosis de "ahogarse en un vaso de agua", está claro.

Los martes sólo tengo clase de 8 a 9h y de 15 a 17h. Después de mi clase matutina, me fui al centro a resolver asuntos "de cuentas". Me pasé toda la mañana de ventanilla en ventanilla, y en lugar de solucionar algo, todo se iba complicando más según pasaba más tiempo allí. Y perdí toda la mañana.

Vulevo a la Universidad para la clase de la tarde, y después me voy a casa, porque me espera el fontanero para ver por qué a mi vecina le llueve agua, al parecer procedente de mi cuarto de baño.

Por suerte, me lo cubre el seguro. Esa fue la noticia más positiva del día.

Me había planteado aprovechar el día para terminar las dos cosas que llevo entre manos:
  • Un artículo para un congreso. Han ampliado el plazo de entrega hasta el día 15 de marzo, pero quería terminarlo ya, para liberarme de ello y además, quiero que lo revise mi director de Tesis.
  • El programa del curso que voy a dar en una empresa, junto con Johnny, el consultor/formador que me han asignado. Todavía me falta muuucho por hacer, y este jueves (mañana) he quedado con Johnny para verlo todo.

Según iba pasando el día, iba viendo que no iba a tener ni un rato para adelantar ninguno de estos dos temas.

Hubo momentos en que me sentí bastante mal, como derrotado. Por suerte, no me dio por gritar; pero era una sensación de impotencia terrible.

Hoy, estoy de clase toda la mañana, desde las 8.30 hasta las 14h. Ahora estoy en una clase de prácticas y, mientras los alumnos trabajan, me está dando tiempo a escribir esto.

Y, navegando, me he encontrado este curiosa viñeta de XKCD (vía ALT1040), que, como mi día de ayer, es para reírse por no llorar:


Actualidad en clave de humor

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Una selección de viñetas recientes, para acompañar este domingo soleado.


[Haced click sobre las imágenes para verlas más grandes.]












¿Consumes o te consumen?

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Un rápido apunte sobre un sitio web nacido recientemente.

Cada día, ofrece un consejo para aprender a consumir menos y mejor.


¿Consumes o te consumes? es una iniciativa de CanalSolidario.org, donde durante 15 días (comienzan hoy) una serie de ONG y entidades van a ir publicando consejos sencillos sobre cómo reducir nuestro consumo y hacer que sea más justo y solidario.

Yo voy a suscribirme para recibir en mi Google Reader lo que se vaya publicando en este web.

El día 15 de marzo se celebra el Día del Consumo.
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