Encuentros inesperados

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Esta semana el campus ha estado bastante vacío, pero no. Me explico: vacío en comparación con el resto del año, y en la zona en que yo me muevo; no hay profesores, digamos. En cambio, sí que se nota ya, desde mediados de mes, un aumento de la presencia de estudiantes. ¡Dios mío, han vuelto!   :-D

De esto me di cuenta hace unos días, cuando estuve en la hemeroteca, intentando rescatar algunos artículos antiguos que se supone que están disponibles en papel (al final, no hubo manera de localizarlos, pero esa es otra historia). Por el camino, y en la misma biblioteca (comparte edificio con la hemeroteca) me crucé con algunos alumnos, que se sorprendieron bastante de verme por allí.

Es muy gracioso ver la cara que suelen poner los alumnos cuando se encuentran contigo fuera del que ellos consideran que es tu hábitat natural (léase, el aula, los pasillos y tu despacho). Algunos, de repente, se ponen serios; otros, excesivamente sonrientes y cordiales... A casi todos les cambia la cara. Creo que yo hacía igual cuando era alumno, supongo.

He coincidido con alumnos o ex alumnos en el lugar donde veraneo (o veraneaba, cuando no tenía la espada de Damocles de la Tesis sobre mí), o yendo de cena... La última vez, no hace mucho, me localizaron (parece que tengan un rádar) en una zona de botellón en la que, casualmente, me encontraba. [NO me gusta beber, para nada, pero sí a la gente con la que estuve esa noche.]

El alumno en cuestión me vio justamente cuando ya me marchaba de allí. Me lanzó un inevitable "¿Qué haces por aquí?", que yo sorteé con un clásico "Dando una vuelta con unos amigos, pero ya me iba", y me dijo que a ver si le aprobábamos en septiembre (éste todavía es alumno; además, ya lo tuve en otra asignatura). Yo no tuve más remedio que dar otra respuesta tópica, suavizada con una sonrisa y un gesto distendido: "Cuando estudies, aprobarás".

Eso, y poco más. [Podría haber adornado el relato hablando del estado de semiembriaguez o euforia que se supone en estos casos, pero no se ajustaría a la realidad; la verdad es que yo tenía ganas de marcharme de allí, y al alumno se lo veía recién llegado, y sobrio.] Aunque a él, supongo, le habrá dado para estar hablando durante un buen rato, y realizar las más increíbles deducciones

PD: A los que leéis este post, ¿os apetece puntuarlo, usando las estrellitas que aparecen justo debajo de este texto? ¡Gracias!

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