Siento la ausencia. Tenía cosas más importantes y/o urgentes, y he ido relegando este blog a un segundo plano, lo siento. Tengo varios posts a medio escribir; algunos aún se pueden rescatar, y otros, no.
En este mes y pico en que he estado missing, han sucedido cosas interesantes y divertidas, que merecen ser contadas, aunque sea de manera resumida. Y lo haré, en un próximo post.
Pero hoy toca hablar de algo desagradable. Un profesor, un compañero del Departamento, ha muerto. Hasta hace unos días, estaba trabajando con él en la preparación de una asignatura, para el cuatrimestre que viene. Y ahora, simplemente ya no está.
Una persona joven, con un hijo de 7 años. ¿Qué más se puede decir? Aquí ya no se trata de profesores, se trata de personas.
Me he encontrado otras veces, no muchas, con la muerte de personas queridas o allegadas. Esta me ha impactado, por lo inesperado. Esta persona tenía toda una vida por delante.
Pienso también mucho en su familia, en sus padres...
Por primera vez en mucho tiempo, casi todos los profesores del Departamento nos encontraremos hoy todos juntos, para despedir a R., en el Tanatorio Municipal.
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