Bajón y resfriado

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Al final llegó el bajón esperable tras el DEA. En sí, la palabra bajón me parece pija, repipi y un poco ridícula, pero describe bien ese estado de pseudodepresión en el que caes de repente, sin buscarlo, y casi de manera inevitable, tras un sobreesfuerzo, un momento o una época de tensión, de presión...

Fue más bien un vacío, una desorientación...

El síntoma más claro: en mi libreta (la libreta en la que voy apuntando todas las cosas que voy haciendo, la que utilizo para tomar notas, apuntar cosas y pensar por escrito, digamos), tengo una página en la que empecé a escribir algunas ideas sobre el artículo de investigación que estoy preparando. La página está encabezada con la fecha de ese día: 4/12/2007. Y el siguiente día que continué escribiendo en la misma página (que estaba medio vacía) fue el 15/12/2007.

Ahora mismo no recuerdo qué hice en los 10 días que quedan en medio, pero nada de investigación, seguro. Ahí está la prueba.

Me ha costado bastante retomar el ritmo normal, porque casi ni lo recordaba. Tenía muchas cosas pendientes y no sabía por cuál empezar. Ni me concentraba, ni me cundía el tiempo.

Para colmo, desde el domingo pasado ando con un resfriado no muy fuerte pero que sí me ha dejado con poca energía y poca claridad de ideas. Hoy ya empiezo a revivir.

Ayer decidí quedarme en casa, para acabar de recuperarme, y esquivar el frío y la lluvia que han decidido ya visitarnos e instalarse entre nosotros. Y, curiosamente, conseguí concentrarme y aprovechar el tiempo.

No fue el único día, y ya he ido sacando faena adelante durante la semana pasada. Pero es que, esto de lograr concentrarse, sigue siendo más una excepción que la norma, para mí. Y no puede ser.

De momento, he conseguido organizarme bien, en cuanto a qué tareas tengo pendientes. Las apunto en unas hojas en papel, al modo tradicional, ya que he comprobado que es lo que mejor me funciona. Me inventé una plantilla en Word, con recuadros, apaisada. En cada recuadro escribo una tarea y, cuando lo sé y es necesario, pongo también la fecha límite de finalización, y la duración estimada. También debería poner la urgencia y la importancia de la tarea, pero no lo estoy haciendo, ya que, de momento, controlo de cabeza cuáles son las tareas más o menos urgentes, etc.

Cuando voy tachando muchas tareas o "cuadros", entonces llega el momento de renovar la hoja. Imprimo otra plantilla en blanco, copio las tareas aún pendientes de la hoja anterior, y añado alguna nueva que pueda faltar.

He decidido separar en hojas distintas las tareas relacionadas con el trabajo y las personales. Porque otra cosa que he detectado es que estaba mezclando demasiado lo profesional y lo personal. Es un tópico, pero en mi caso, estaba siendo así. Y es difícil, porque nunca desconecto de verdad del trabajo (entre otras cosas, porque muchas veces me estaba llevando trabajo a casa), pero al menos, ahora intento ser más consciente de que las cosas que me pasen en la Universidad no deben influir en mi relación con mis amigos, mi familia y mi pareja.

Perdón por este rollo tan personal y tan de gestión del tiempo, pero me ha servido para aclarar ideas y como declaración de intenciones.

1 comentario:

Doctorando dijo...

Esperemos que no siga usted con el bajón y el resfriado.


Y anímese a retomar el blog, que algunos entramos de vez en cuando y no sólo para jugar al ajedrez.

Un saludo.

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