Sigue avanzando el cuatrimestre. Ya voy conociendo a mis nuevos alumnos, ya voy viendo cómo responden, cómo (intentar) captar su atención... Las sensaciones son buenas, de momento.
Esta semana ha resultado un poco larga, debido, entre otras cosas, a las clases del profesor fantasma. Por otro lado, he tenido tiempo hasta de realizar algunos ejercicios de inglés con Zoe, mi compañera de despacho.
Mis alumnos de este cuatrimestre son muchos y muy variados, dado que imparto ahora tres asignaturas diferentes. Ya comenté que en esta segunda mitad del curso tengo concentrada casi toda la docencia, y eso empieza a notarse: clases todas las mañanas (por suerte, las tardes las tengo para investigar, o al menos, intentarlo), bastante pronto (martes, a las 8h; miércoles a las 8.30h; jueves, a las 8h), y bastantes horas seguidas, en ocasiones (lunes, 3 horas casi seguidas; miércoles, de 8.30 a 14h sin parar, aunque sólo durante 3 ó 4 semanas; después tendré un hueco de 2 horas, los miércoles).
He conseguido repetir asignaturas por tercer curso consecutivo, y la verdad es que se nota (ya me las sé :-)). Incluso he podido elegir, en algunas de ellas, si daba sólo prácticas, o sólo teoría.
Concretamente, hay una asignatura en que venía impartiendo sólo la teoría, y este año he decidido dar sólo prácticas. Son mucho más cómodas, ya que, en estas prácticas, los alumnos no tienen que entregar ninguna memoria; y creo que disfruto más que en las clases de teoría, en que me pasaba dos horas hablando sin parar, porque había mucho temario que dar, en poco tiempo. Acababa agotado, la verdad. En las prácticas, me dedico más a recalcar las cosas importantes, repasar y afianzar conceptos o técnicas, dar pistas para que sepan cómo enfocar los ejercicios...
En otra asignatura, es justo al revés. Prefiero dar sólo la teoría, porque las prácticas son obligatorias, y los alumnos van porque hay que ir, muchas veces, y con poca motivación. Además, reconozco que este año me he llevado una gran sorpresa, con el grupo que imparto, porque están mucho más atentos y motivados que los que tuve en años anteriores... ¡Por fin veo la luz, en esta asignatura!
Esta última asignatura es, justamente, en la que nos ha tocado cubrir las clases del profesor fantasma. Por cierto, que el hombre ha expresado su intención de dar las clases, finalmente (cuando me lo contaron, ni me lo creía). Pero, dado que se prevé que esté muchas veces de viaje, congreso, etc., la profesora responsable de la docencia en el Departamento (una auténtica Santa) ha decidido que ella dará sus clases. O sea, que el marrón se lo come ella, finalmente. Para el curso que viene sí se espera que el profesor fantasma dé sus clases. Pero ya se verá.
Lo más pesado de la semana ha sido, justamente, cubrir las clases del profesor fantasma. El viernes, ya estaba yo pensando en la siesta y posterior tarde "de sofá" de que iba a disfrutar, cuando de repente recordé que me había comprometido a dar la clase verpertina del profesor fantasma. Fue como si una nube de tormenta se hubiera situado sobre mi cabeza (a pesar del sol primaveral que nos hizo ese día). Mi cara y mi ánimo cambiaron de repente. Tampoco es que me entrara mala leche, pero sí me quedé... entre pensativo y resignado. ¡Qué pocas ganas tenía!
Para colmo, los alumnos del profesor fantasma tenían esa tarde todavía menos ganas que yo de estar allí, así que la clase resultó un poco penosa. Pero mejor no se puede hacer, con esas condiciones (la mayoría de los alumnos, para colmo, no habían venido a la clase anterior, y me tocó casi repetir lo mismo).
Dentro de todo el montón de clases (y reuniones para temas de investigación y otros, que ya comentaré en otro post), el jueves tuve tiempo de practicar con Zoe, mi compañera de despacho, un poco de inglés, con la ayuda de la revista de Vaughan (Vaughan Review). La verdad es que estudiar inglés con alguien tiene mucho más sentido y aliciente que solo. Nos reímos un montón, y constatamos, una vez más, que la falta de práctica de un idioma atrofia la habilidad de hablarlo. O sea, que no dimos pie con bola. Nos costaba mucho construir las frases, y más todavía que fuesen correctas. Pero valió la pena, claro.
Bueno, en resumen... Intentando adaptarme al ritmo del cuatrimestre. De momento, estoy contento por cómo me estoy organizando. Estoy con ánimos, pero desearía tener más tiempo para investigación. El poco que tengo, me cuesta aprovecharlo al máximo. Ahora mismo, estoy redactando un articulillo para un congreso. Pero ya lo cuento otro día.
Semana larga
Escrito por
Profesor Atreintaytres
a las
1:40
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