O lo poco que queda de él.
Como veis, este año no estoy tanto en mi despacho (en estos momentos, escribo desde mi casa). Me he tomado el mes de agosto con más calma.
Faena no me falta. Pero, casi por necesidad, y un poco por inercia (o sea, porque no podía ser de otra forma), he decidido que este verano no viviré sólo para mi Tesis. Sería comenzar el curso ya cansado; un poco me pasó eso el año pasado, la verdad.
De momento, desde que volví de viaje, he pasado tres mañanas escasas en el despacho. Una de ellas, contestando a correos y cerrando temas del curso anterior. Otra, limpiando la mesa, archivando exámenes ya corregidos y preparando unas preguntas para un examen de septiembre. Y hoy, no ha llegado a una mañana, he estado empezando a organizarme lo que quiero que sea el resto del verano.
De momento, sólo me he apuntado en una hoja todas las cosas más o menos importantes que no quisiera dejar de hacer. La Tesis es sólo alguna de ellas. ¿Eso significa que voy a meterme todavía más presión, con más cosas a hacer, y que voy a acabar estresado y frustrado por no poder abarcar todo lo que me propuse? No; al menos, esa no es la intención. Al revés, quiere decir que asumo que me apetece hacer otras cosas a parte de la Tesis, y voy a dedicar un poco de tiempo a cada cosa. Y hasta donde llegue.
Porque, entre las cosas que me he apuntado, también está ver a los amigos, estar con mi familia y mi pareja, y dedicar tiempo a aprender un nuevo lenguaje de programación (me gusta la programación informática, y la uso en mi trabajo a veces) y a mejorar mi inglés, con el material de Vaughan (a ver si es verdad). Y hacer deporte. De momento llevo dos días cumpliendo lo que me había propuesto, en este último asunto.
Siendo sincero, sé que me he apuntado demasiadas cosas, y que sólo quedan 3 semanas para septiembre, donde tendré que empezar a preparar un congreso que tenemos a finales de mes, y los exámenes extraordinarios, y... Buf, mejor no lo pienso ahora.
Pero la clave es intentar cambiar algo, que no sea un verano igual que el anterior. Sí, avancé mucho el DEA, pero no tanto comparado con el tiempo que empleé. Veo que mis recuerdos del verano pasado no son un espejismo.
Por cierto, alucino releyendo lo que escribí a finales de agosto del año pasado. ¡Aún hay en esa lista cosas pendientes de realizar! La revisión bibliográfica de la Tesis, no la retomé nunca; y casi voy a tener que recomenzar con eso, este mes de agosto.
Tengo pendiente un post, a medio escribir, para comentar una herramienta que me está ayudando bastante a organizarme el tiempo: Remember The Milk. La usé en el pasado, y después de probar otros métodos, al final he conseguido organizarme con ella. La recomiendo. La llevo utilizando desde mayo con bastante éxito, diría yo. El objetivo mínimo está cumplido: llevar un control y seguimiento de todas las tareas que me traigo entre manos, y no ir agobiado intentando recordarlo todo. O sea, organizarme. Y ser constante en ello, que era mi punto débil.
La clave está, para mí, en poner como fecha límite de cada tarea no la fecha de fin, sino la fecha en que debe comenzar a hacerse o el día en que debe ser tenida en cuenta. Hasta ese momento, la tarea desaparece; en cada momento, sólo tengo en cuenta las tareas programadas para el día de hoy (y las de los días siguientes, por si acaso), e intento ser consecuente y dedicar mi tiempo sólo a lo que me he programado, y no a otras cosas.
El único esfuerzo —y la verdadera clave— es ir revisando un poco al final de cada día (para ver qué he cumplido, o si necesito seguir postponiendo una tarea para los días siguientes) y programando al final de cada semana (poner fechas para cosas pendientes, etc.).
Bueno, como decía, tengo un post para hablar de este tema, así que ya seguiré con él.
Planificando el verano
Escrito por
Profesor Atreintaytres
a las
22:30
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Temas:
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