Búscalo en la Wikipedia. Zopenquidad

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Me parece alucinante, flipante... y triste.

Hoy, dos personas distintas me han hablado de dos profesores diferentes de mi Unviersidad (de departamentos distintos) que, ante una pregunta de sus alumnos sobre temas directamente relacionados con el contenido de la asignatura, han respondido: "Búscalo en Google" y —atención a esta— "Míralo en la Wikipedia. ¿A que ahí lo ves mejor explicado?"

¿Pero dónde vamos a ir a parar? ¿Qué estamos enseñando a los alumnos? ¡Es que estas son respuestas propias de Groucho Marx!

Ojo, que quede claro que me parece perfecto fomentar el uso de nuevas herramientas; todo lo que haga falta, por mejorar y facilitar el proceso de aprendizaje, adaptándolo a los nuevos tiempos. Voto NO a las hojas amarillentas de apuntes que utilizaba un profesor mío para dar clase.

Pero, de ahí a eludir una responsabilidad, demostrando además ignorancia, jeta, falta de interés y de respeto hacia el alumno, ausencia total de profesionalidad... va un abismo.

Tengo una duda: ¿cómo llamar a la cualidad de ser zopenco? ¿Zopenquidad?

Con piezas como éstas, y a pares, no me extraña nada eso de que estamos los últimos en un ránking de no-sé-qué.

Ya tengo las preguntas de mi examen

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En todas las universidades supongo que existe un sistema mediante el cual los alumnos evaluan la labor docente de sus profesores.

En mi Universidad acaban de cambiar el formato de la encuesta que se pasa a los estudiantes cada cuatrimestre. Además, los resultados de estas encuestas pasan a tener bastante relevancia en el renovado índice que mide la actividad docente, del cual hablé hace poco.
Ayer estaba sustituyendo en una clase a mi director de Tesis, y entró la persona encargada de pasar la encuesta. Al finalizar, le pedí un ejemplar, y me lo dio sin problemas.
Mi interés era comprobar cómo ha cambiado la encuesta. Lo que observé es que se ha reducido considerablemente el número de preguntas. Ahora, cada una corresponde prácticamente a un ítem o una dimensión de la labor docente; se va más al grano, digamos.

Nunca una encuesta es perfecta, y los alumnos acaban valorando más que el profesor sea simpático, antes que cualquier otra cosa. Pero ahora parece que está un poco mejor pensada.

Total, que conseguí un ejemplar de la encuesta, es decir: ¡he conseguido las preguntas del examen! :-) , porque esto es como un examen que nos hacen los alumnos a los profesores.

Nada nuevo en ese examen, por supuesto. Se trata, como he dicho antes, un resumen de los ítems o aspectos que conforman el conjunto de la actividad docente. Pero saber las preguntas siempre ayuda a aprobar... :-)

Por cierto, no comenté los resultados de este año, pero en todas las asignaturas igualé o superé los resultados del año pasado.

Animo a los que leáis esto a que deis vuestra opinión sobre las encuestas a los alumnos sobre la actividad docente.

Cuando la Tesis se come el espacio para otras cosas

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Aprovechando el cambio de plantilla, he estado releyendo posts de hace un año; la verdad es que molaba más cuando tenía más tiempo de escribir. Era un verdadero diario de lo que me iba pasando durante el cuatrimestre, durante todo el curso...

Quizás lo intente retomar un poco, porque creo que así el blog tiene también más sentido para mí, y además, pienso que dedicarlo sólo a hablar de la Tesis y de lo mucho agobiado que voy siempre empobrecería el blog.

Algo parecido me está pasando en mi vida personal, e incluso profesional. Estoy con la cabeza en la Tesis, y dejo de lado muchas cosas. Esta semana me he quedado muchos días en casa, terminando un artículo para un congreso, y hoy he salido al mundo real. Pues... me encontraba raro. Me encuentro sin ganas de dedicar tiempo a otros proyectos... Y sin ganas de interactuar con la gente. Retraído; asocial, un poco.

Incluso me pasa con mi compañera de despacho. La veo poco, y noto que cuando nos vemos, tengo menos cosas que antes de las que hablar con ella.

Quizás exagero. ¡Y eso que sólo estoy al principio!

La única solución clara que veo y que ya intento aplicar es: hacer deporte. De momento, sólo lo estoy consiguiendo un día a la semana.

El deporte me resetea, me sirve para estar más animado.

También, por supuesto, debería aprovechar más los fines de semana para desconectar, quedar con la gente, salir aunque sea a dar una vuelta, hacer algo totalmente diferente a estar sentado.

Esto último todavía es una asignatura pendiente.

En proceso de rediseño

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Bueno, pues ya está, no tiene vuelta atrás.

Estoy cambiando la plantilla de este blog.

Espero que os guste. Podéis ir dejando vuestras opiniones como comentarios. ¡Gracias!

El día del gato y los bombones

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Hoy es el día en que he traído bombones a mis alumnos para celebrar mi cumpleaños (no soy un niño, pero me sigue gustando la tradición de traer chuches a clase, cuando es una buena clase)... y un gato ha entrado, tan campante, al laboratorio de prácticas. No son muy frecuentes los gatos en estas aulas.

1 día, 1 artículo

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No digo que vaya a leerme un artículo cada día (ojalá; quizás debería).

De momento, lo que sé es que, en un día de trabajo normal, como hoy, en el que no me he despistado demasiado y he tenido las interrupciones normales, he sido capaz de leerme con calma un artículo de investigación, relacionado con mi Tesis. Y enterándome de casi todo bastante bien; lo mínimo para saber lo que dice, si me interesa, etc.

Tengo aún muuuuuuchos más por leer. Pero esto es un muy buen comienzo, un gran paso. Me doy ánimos a mí mismo.

Dos herramientas útiles para el que investiga

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Aprovecho ya que estoy aquí para comentar fugazmente dos herramientas bastante dispares pero que pueden ser de interés para quienes investigáis. Al menos, a mí me lo han parecido.

La primera es una funcionalidad con la que yo llevo años soñando. De hecho, no sólo yo: mi director de Tesis se hacía a mano mapas tipo árbol para representar las relaciones entre las diferentes referencias bibliográficas que manejaba (del estilo: "éste cita a aquél", etc.). De esa manera, podía detectar qué artículos, trabajos o autores eran centrales y cuáles eran más periféricos, por así decirlo.

Bueno, pues el caso es que ahora eso, o algo muy parecido, te lo puede hacer un ordenador; una página web, para ser más exactos. Dentro de la Web of Science (uno de los sitios más útiles para buscar y encontrar referencias bibliográficas), cuando estás viendo el detalle de un artículo, puedes seleccionar la opción (todavía en fase de pruebas) "Citation Map", que te permite visualizar una especie de red o árbol con todos los artículos relacionados con el que estás viendo. Es un principio; aún no lo he explorado con calma, pero promete. Yo casi me emocioné cuando lo vi. Hace sólo 5 ó 10 años, algo así, totalmente online e interactivo, era casi impensable.

La segunda herramienta tiene más que ver con el hecho de leer y estudiar en sí, y es una de esas aparentes chorradas para mejorar tu productividad: el sistema Cornell para tomar notas. Más que una herramienta es un método, una idea. Y más que un método para tomas notas, es un método para estudiar, diría yo. Cornell propone reservar una franja vertical lateral de la hoja donde tomas notas para apuntar las palabras y cuestiones clave, de manera que después uno sea capaz de recordar la idea de lo leído tapando la parte central y mirando sólo las palabras o ideas resumen tomadas al margen. La metodología se resume en 5 erres:
  • Registrar (traducción forzada del inglés record): Tomar nota de todo lo importante. Con letra legible. De manera abreviada, simplificada. También se puede escribir un resumen al final de la página.

  • Reducir/resumir: Después de lo anterior, en la parte lateral de la hoja que se ha reservado para ello, resumir con ideas clave lo escrito en la parte central. Eso ya supone un esfuerzo y un refuerzo.

  • Recitar/recordar: Intentar recordar todo lo leído mirando sólo lo escrito en el margen vertical, tapando la parte central de la hoja. Incluso se puede/debe explicar en voz alta, con las palabras de uno mismo, no recitando de memoria.
  • Reflexionar/rumiar/relacionar: Bueno... Esto va de rumiar lo leído, situarlo en su lugar dentro del tema de estudio, clasificarlo mentalmente... y, si se tercia, también físicamente, es decir, incluirlo en toda clase de esquemas o resúmenes que estemos realizando. Relacionarlo con todo lo anteriormente leído o estudiado y con el resto del bagaje de uno mismo.

  • Revisar/repasar: Repasar las notas cada semana, 10 minutitos, para recordar y tener fresco todo lo aprendido; así, es más fácil hacer posterior uso de ello.

Entrando en noviembre

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Sigo con la Tesis, sigo con las clases... Sigo avanzando poco a poco, pero avanzando.

Realmente, me siento como hace unos 3 ó 4 años, cuando ya me planteaba comenzar la Tesis, pero ahora con mucha más madurez, con muchos más recursos.

Antes, todo me parecía una montaña; ahora, lo veo todo más factible, aunque el camino es todavía largo.

En lo que sí se parece esto a la situación anterior es precisamente en la sensación de avanzar muy poco a poco. En parte, por falta de organización y por no tener una concentración o una tensión óptimas. Me falta costumbre...

Aunque consiga organizarme, cuesta encontrar la mecánica o dinámica adecuada. Por ejemplo, como ya compartí con vosotr@s, al principio del cuatrimestre pensaba que eran mejor las panzadas, dedicar días de la semana concretos a largas sesiones de estudio, y después descubrí que es mejor dedicar al menos todos los días un ratito, para no perder el ritmo.

Pero hay muchas cosas que debo ajustar sobre la marcha: ¿hacer deporte después de desayunar es una ayuda, o una manera más de quitarle una hora de trabajo a la mañana? Es sólo un ejemplo...

Me cuesta demasiado concentrarme, coger el ritmo, y demasiado poco perderlo, o ponerme nervioso pensando que no he hecho todo lo que quería... ¿Vale la pena rehacer los planes a cada momento, o es mejor seguir adelante?

Bueno, y el parte, en cuanto a docencia: todo controlado. Por suerte, llevo ya varios años impartiendo lo mismo, y por fin consigo que la docencia quite el mínimo tiempo posible a la investigación (y eso que todavía a veces rehago los enunciados de las prácticas o reviso las colecciones de ejercicios propuestos).

Aun así, mi Universidad me ha valorado muy bien mi actividad docente, a través de un índice que se calcula cada año, referido al curso anterior. Estoy muy orgulloso de ello, la verdad.

Por lo demás, ninguna novedad reseñable, salvo que percibo que el nivel medio de los alumnos sigue bajando, y también el número de ellos.

Y que se nota el frío de noviembre.

Cómo romper el círculo y comenzar a ser productivo

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Hay muchos artículos sobre gestión del tiempo, tantos que si quieres leerlos todos... sería una auténtica pérdida de tiempo.

Pero este me ha gustado:


Habla de cosas básicas, de manera muy clara:

[...] La motivación es importante, pero diría que no tiene mucho que ver en cuántas tareas consigues terminar. Ciertamente, puede afectarte en un día malo, pero si tu problema se repite (retrasar las cosas habitualmente), tu problema no es la motivación; son los malos hábitos. En mi opinión, esta es la idea más fundamental para cambiar tus patrones de productividad.

El problema es romper el círculo vicioso:

[...] El problema tiene que ver con salir del círculo: para crear un nuevo hábito, tienes que completar tus tareas con constancia hasta que simplemente se convierta en una parte de tu personalidad y tu actitud. Pero ser constante en completar tus tareas es justamente tu problema inicial, así que ¿cómo demonios consigues salir del círculo?

Las claves que ofrece el autor:
  • Empezar por cosas pequeñas. La disciplina es como un músculo, así que, para ejercitarla, debe empezarse por pequeños retos, e ir incrementando la carga (en argot fisioterápico) progresivamente. Es como hacer abdominales (o cualquier otro ejercicio de gimnasio): cuando ya consigues hacer una serie de 20 casi sin esfuerzo, es el momento de subir a 40, por ejemplo.


  • Ser constante. Siguiendo con el ejemplo de los abdominales, no tiene sentido empezar, luego volver a dejarlo durante una o dos semanas, luego volver a tomarlo... Así, nunca pasas de 20 abdominales; pierdes todo lo que habías avanzado, cada vez que lo dejas.


  • No ser complaciente. Ir a más, no contentarse con poco. No hay límites, no hay un punto donde pararse y decir: "ya no me hace falta entrenar más".

Está bien tener todo esto en cuenta. Ser constante es uno de mis principales caballos de batalla. Los hábitos, la constancia... He escrito de esto mucho, en este blog, y todavía no he alcanzado un equilibro, un estado estable y duradero.

Quizás ahora mis altibajos ya no son tan grandes como antes, y sí que he avanzado mucho reduciendo el tiempo que dedico a la Docencia (a las tareas poco productivas), por ejemplo, pero creo que aún me queda mucho por hacer para adquirir hábitos productivos en general, y romper el círculo.

Es que, simplemente, muchas veces... no me apetece.

Estructura de una tesis

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Hablar hoy con mi director de Tesis me ha ayudado a calmarme y a ver las cosas con menos pesimismo.

Me sigue pareciendo una montaña toda la faena que tengo por delante, pero al menos ahora me siento más orientado; sé por dónde ir, hasta dónde llegar, etc.

Te pones a escribir la Tesis, aunque sea para decir "ya he empezado", y... ¿cuál es la estructura? No es que no haya hablado de ello con mi director, y por lógica está claro, pero quería ver algunos modelos, ejemplos...

Además de la tesis doctoral del que ahora es un importante investigador en mi área —es un documento insustituible, por lo bien que están explicados algunos conceptos—, husmeando en Internet he encontrado este enlace:


Ya sé que hay mil páginas como esta e incluso tesis enteras colgadas en Internet (madre mía, cómo ha cambiado la vida gracias a Internet, no me cansaré de decirlo), pero esta en concreto me ha gustado porque da directrices y mensajes claros, y porque muestra una estructura bastante genérica y razonable. Lo que una tesis debería ser, y lo que no.

Estudiar después de cenar

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Estudiar después de cenar. Un clásico.

No lo he probado casi nunca, que yo recuerde. Pero hoy me ha dado buen resultado, y quizás repita.

Ando todavía intentando centrarme, coger el ritmo... y ya estamos a mediados de octubre. Reconozco que hasta el pasado domingo NO me había dicho a mí mismo: "venga, déjate de excusas, y ponte en serio. Que esto va en serio, sí.".

Por otro lado, me ha costado mucho encontrar la manera correcta de organizarme el tiempo. Había reservado los fines de semana (bueno, desde el viernes hasta el lunes) para la Tesis, porque no tengo clases; lo hice porque pensaba que es cuando más tiempo seguido tengo para trabajar. Pero NO me resulta; siempre tengo algo que hacer, o estoy cansado de toda la semana...

Este fin de semana, me dediqué a tope a docencia: revisar transparencias, ejercicios propuestos, corregir las memorias que los alumnos me entregan en las prácticas, etc. Y me quité mucha faena de encima, como para casi vivir de rentas unas dos o tres semanas (o más).

O sea, que ahora ya no tengo excusa para aprovechar todo momento que tenga para la Tesis. He empezado BIEN la semana, digamos.

Y, para ser sinceros, me daba cuenta de que llego al final del día muy fresco, muchas veces, y que desperdicio varias horas después de cenar hasta que me duermo (generalmente, demasiado tarde, [mucho] después de las 12 de la noche).

Un amigo mío, que trabaja fuera de la Universidad, está preparándose ahora para un examen relacionado con su trabajo, y estudia por las noches; ¡se acuesta casi a las 3!

No sé si llamarlo ejemplo, inspiración... El hecho es que me dije: si quiero sacar esto adelante (la Tesis), he de tomármelo en serio (a eso me refería al principio del post). Esta semana me he propuesto intentar levantarme bastante pronto, como si tuviera un trabajo normal (je, je). De momento, lo estoy cumpliendo.

También estoy más concentrado en la Tesis todo el día. Y después de cenar pienso aprovechar también un rato, sobre todo los días en que tengo clases, como hoy.

Veo que ahora he hecho un pequeño esfuerzo, real, por tomarme esto más en serio. Tengo que decirlo aquí, y decírmelo a mí mismo, para animarme.

Aun así... Veo que todavía me queda mucho. Estoy todavía comenzando a leer artículos básicos, relacionados con mi tema de investigación, y cuanto más leo, más me doy cuenta de lo que me falta por leer, lo que me falta por abarcar...

Eso del RSS

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Para los que tenéis problemas al acceder a este blog (ya comenté que soy consciente de que tarda mucho en cargar y de que no es muy cómodo de leer, y que modificaré el diseño cuando pueda), os sugiero que os suscribáis a él mediante RSS.

A lo mejor sabéis de qué va, pero a lo mejor no. Para los que no: entráis en Google Reader o Bloglines (hay muchos más "agregadores", pero estos dos son los más conocidos), y os dais de alta.

Después, podéis añadir los blogs a los que soléis acceder regularmente, bien desde esas páginas o bien a través de los blogs en cuestión. Habitualmente, en las páginas web susceptibles de ser "agregadas" aparecen las siglas RSS, con un enlace que hay que pinchar, o copiar y pegar en Google Reader o Bloglines.

A partir de ese momento, para estar al día de lo que os interesa leer, sólo tenéis que entrar en esa página.

Lo he explicado fatal. Aquí podéis encontrar una mejor explicación:

¿El arte de la docencia, o la rutina de dar clase?

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Como ya veis, ando atareado y escribo poco aquí.

Sólo puedo decir que es buena señal, en este caso, porque la verdad es que estoy bastante centrado en la parte de revisión bibliográfica de mi Tesis.

Pero siempre hay lugar para enlazar (no me da tiempo a comentar) varios posts del siempre interesante blog de Lola, El Lolaberinto.

El tema común a todos ellos: el arte de la docencia, y cómo algunos lo transforman en una penosa rutina. Recomiendo este blog, y estos post:


Y algo que no tiene nada que ver con la docencia, pero que recomiendo:

Centrándome, con mucho trabajo por delante

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En todo este tiempo no he escrito porque me sentía con pocas ganas de contar nada. No por nada; simplemente, he pasado todo el mes intentando centrarme en lo que tenía que hacer.

En ese sentido, la primera mitad del mes de septiembre ha ido bien, pero ahora toca centrarse [más aún] en la Tesis.

Los exámenes (el del día 1, y otro a mediados de mes) fueron desastrosos: se presentó poca gente, y suspendieron muchísimos. En el caso del primer examen, hubo un 50% de aprobados (antes de la revisión era un 40-45%), y en el segundo examen, yo aprobé sólo a 1 de 7; a mis compañeros de asignatura (somos bastantes profesores) no les fue mucho mejor.

Tuvimos un congreso internacional a la puerta del despacho, como quien dice, y la verdad es que es un gusto.

El congreso fue en la seguna mitad del mes; la semana de antes la pasé preparando la ponencia.

Y el final del mes lo he pasado intentando reiniciar la revisión bibliográfica de mi Tesis. Lo estoy consiguiendo, pero muy lentamente, y me desespero, por toda la faena que veo aún por delante. Estoy muy al inicio de mi Tesis. Me queda mucho. Y no puedo dejar de pensarlo.

Aun así, sí que he conseguido ponerme tareas concretas, para intentar ir cumpliéndolas, etc. Para el mes de octubre me he propuesto hacer una parte de la revisión bibliográfica relacionada con un aspecto concreto pero importante de mi Tesis, y presentarle un informe a mi director de Tesis a lo largo de noviembre. Podría ser en forma de techincal report, como una revisión.

Un technical report es un tipo de artículo o trabajo que algún tipo de organismo o empresa hace público. La NASA tiene technical reports, por ejemplo. En el ámbito universitario, un technical report suele ser un trabajo que publicas a través de la página web de tu Departamento, por ejemplo, con una numeración, de modo que ya es un trabajo publicado, y puedes hacer referencia a él.

La gente suele publicar techical reports cuando tiene un trabajo sencillito o algún ejemplo o resultado práctico, o algún resultado marginal o secundario, que no va a enviar a ninguna revista científica; pero tembién suelen publicarse como technical reports los artículos que has enviado para ser publicados en alguna revista (sin saber aún si están aceptados o no), para que ya sea un trabajo público.

Por cierto, no quiero terminar el post sin dar las gracias a toda la gente que últimamente ha publicado comentarios en el blog. Los agradezco muchísimo; me alegra saber que alguien me lee. Os animo a seguir participando.

Y eso que el formato actual del blog es muy incómodo de leer (demasiados plugins de Java, y el desagradable enlace de "leer más"). Intentaré renovar el diseño del blog... en enero, como muy tarde. No puedo prometer más.

Un examen para comenzar el mes

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Está claro que este mes de agosto he escrito menos que el año pasado... No es que haya trabajado menos, que conste, sino mejor, en todo caso. He conseguido descansar más.

Bueno, termina agosto. Mañana comienza septiembre, último mes del curso. Y mañana, día 1, a las 9h... tengo una cita con mis alumnos.

Examen extraordinario de una de las asignaturas que impartí de febrero a mayo. Qué fecha más mala, qué hora más peor, como dirían por ahí...

Y examen que me he tenido que currar yo, porque prácticamente era el único profesor que ha tenido tiempo de ponerlo. Hoy mismo, una vez ya impresas las copias, he detectado un error en el enunciado de una pregunta, pero por suerte es fácil de corregir de palabra en el mismo momento del examen.

Con suerte, no tendré muchos exámenes que corregir. Estimo que se presentarán unos 50 alumnos, aunque he hecho copias hasta para 100 (y potencialmente se podrían presentar unos 149, pero nunca se ha dado el caso, en esta asignatura, de que en la convocatoria de septiembre se presenten más del 50% de los que se pueden presentar).

De esos 50 que espero que se presenten, se supone que me deberían tocar la mitad, más o menos, ya que he impartido 2 de los 4 grupos en que se divide la docencia de la asignatura. Un número más que asequible.

Bueno, ya contaré cuando tenga tiempo qué he hecho todas estas semanas en que no he escrito.

La verdad, la verdad: estuve a punto de abandonar este blog. De hecho, necesita una renovación a fondo. Pero, justo el día en que estaba barajando esa posibilidad, ocurrió algo que me hizo replanteármelo: ¡me llegaron dos comentarios! Dos comentarios en un mismo día, es todo un récord.

Parecerá una chorrada, pero para mí fue súper importante y significativo el hecho de recibir dos comentarios, y además, con mucha "chica", muy sustanciosos; comentarios que todavía tengo pendientes de contestar, por cierto. Lo haré tan pronto como me sea posible.

Bueno, hoy he vuelto a mi casa, después de pasar dos días fuera, en un lugar sin Internet y súper tranquilo... Veremos cuánto me dura esta tranquilidad, a partir de mañana.

Gracias a todos los que me leéis. Creo que sigue teniendo sentido este blog. No prometo dedicarle mucho tiempo, pero sí un poco, cuando pueda, para renovarlo un poco.

Nos leemos. Un saludo.

Volviendo a centrarme

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La semana pasada estuve intentando arrancar el motor. Ahora ya voy a ponerme en marcha de nuevo.

En la práctica, estos primeros 10 días de agosto han sido de descanso, porque no he hecho casi nada de trabajo, aunque no he desconectado al 100%.

Hoy ya he intentado levantarme a una hora medianamente normal, y lo he conseguido. He hecho un poco de deporte (también lo estoy logrando, de momento), y hacia las 10h me he venido al despacho de la Universidad.

Podría quedarme en casa, pero de momento voy a venir aquí, porque veo que me concentro más.

He pasado la mañana contestando e-mails de amigos, pero también organizando un poco todas las tareas pendientes (de docencia, personales, etc.), que son bastantes. Ahora, todavía me falta meterle mano a las tareas de investigación, sobre todo a las relacionadas con la Tesis.

No quiero perder excesivo tiempo organizando, pero esto me sirve para centrarme, para resituarme. Llevo tanto tiempo con la Tesis parada...

Planificando el verano

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O lo poco que queda de él.

Como veis, este año no estoy tanto en mi despacho (en estos momentos, escribo desde mi casa). Me he tomado el mes de agosto con más calma.

Faena no me falta. Pero, casi por necesidad, y un poco por inercia (o sea, porque no podía ser de otra forma), he decidido que este verano no viviré sólo para mi Tesis. Sería comenzar el curso ya cansado; un poco me pasó eso el año pasado, la verdad.

De momento, desde que volví de viaje, he pasado tres mañanas escasas en el despacho. Una de ellas, contestando a correos y cerrando temas del curso anterior. Otra, limpiando la mesa, archivando exámenes ya corregidos y preparando unas preguntas para un examen de septiembre. Y hoy, no ha llegado a una mañana, he estado empezando a organizarme lo que quiero que sea el resto del verano.

De momento, sólo me he apuntado en una hoja todas las cosas más o menos importantes que no quisiera dejar de hacer. La Tesis es sólo alguna de ellas. ¿Eso significa que voy a meterme todavía más presión, con más cosas a hacer, y que voy a acabar estresado y frustrado por no poder abarcar todo lo que me propuse? No; al menos, esa no es la intención. Al revés, quiere decir que asumo que me apetece hacer otras cosas a parte de la Tesis, y voy a dedicar un poco de tiempo a cada cosa. Y hasta donde llegue.

Porque, entre las cosas que me he apuntado, también está ver a los amigos, estar con mi familia y mi pareja, y dedicar tiempo a aprender un nuevo lenguaje de programación (me gusta la programación informática, y la uso en mi trabajo a veces) y a mejorar mi inglés, con el material de Vaughan (a ver si es verdad). Y hacer deporte. De momento llevo dos días cumpliendo lo que me había propuesto, en este último asunto.

Siendo sincero, sé que me he apuntado demasiadas cosas, y que sólo quedan 3 semanas para septiembre, donde tendré que empezar a preparar un congreso que tenemos a finales de mes, y los exámenes extraordinarios, y... Buf, mejor no lo pienso ahora.

Pero la clave es intentar cambiar algo, que no sea un verano igual que el anterior. Sí, avancé mucho el DEA, pero no tanto comparado con el tiempo que empleé. Veo que mis recuerdos del verano pasado no son un espejismo.

Por cierto, alucino releyendo lo que escribí a finales de agosto del año pasado. ¡Aún hay en esa lista cosas pendientes de realizar! La revisión bibliográfica de la Tesis, no la retomé nunca; y casi voy a tener que recomenzar con eso, este mes de agosto.

Tengo pendiente un post, a medio escribir, para comentar una herramienta que me está ayudando bastante a organizarme el tiempo: Remember The Milk. La usé en el pasado, y después de probar otros métodos, al final he conseguido organizarme con ella. La recomiendo. La llevo utilizando desde mayo con bastante éxito, diría yo. El objetivo mínimo está cumplido: llevar un control y seguimiento de todas las tareas que me traigo entre manos, y no ir agobiado intentando recordarlo todo. O sea, organizarme. Y ser constante en ello, que era mi punto débil.

La clave está, para mí, en poner como fecha límite de cada tarea no la fecha de fin, sino la fecha en que debe comenzar a hacerse o el día en que debe ser tenida en cuenta. Hasta ese momento, la tarea desaparece; en cada momento, sólo tengo en cuenta las tareas programadas para el día de hoy (y las de los días siguientes, por si acaso), e intento ser consecuente y dedicar mi tiempo sólo a lo que me he programado, y no a otras cosas.

El único esfuerzo —y la verdadera clave— es ir revisando un poco al final de cada día (para ver qué he cumplido, o si necesito seguir postponiendo una tarea para los días siguientes) y programando al final de cada semana (poner fechas para cosas pendientes, etc.).

Bueno, como decía, tengo un post para hablar de este tema, así que ya seguiré con él.

Ya estamos aquí de nuevo

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"El mes de julio ha sido auténticamente de locos", acaba de decir un locutor en la radio, ahora mismo. No se me ocurre una frase más adecuada con la que describir el mes que ahora —por fin— termina.

Ya está aquí agosto otra vez; ya estamos aquí de nuevo.

He estado unos días fuera de mi ciudad, descansando. Descansando como nunca, porque es la primera vez en mucho tiempo que me marcho con todo terminado y sin cosas pendientes en la cabeza. He conseguido desconectar bastante.

A la vuelta, un empacho momentáneo de reencuentro con la realidad, con el calor de la ciudad, y... con todos los nuevos proyectos que me esperan.

Proyectos en el ámbito profesional: retomar la tesis. Con tranquilidad; sobre todo leer, situarme, intentar organizarme... Así quedé con mi director de tesis. Eso me dio tranquilidad.

En el plano personal: muchas cosas pendientes. Demasiadas. Desde mayo me he descuidado bastante, y ahora toca retomar la vida normal. Y cuesta. Estoy desubicado.

Nuca digas este cura no es mi padre... ni esta no es mi nota

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De las muchísimas anécdotas que ha dejado este cuatrimestre, está la de un alumno que me escribió indignado con su nota. ¡Y eso que ni siquiera se la puse yo!

Hay gente para todo. Y hay alumnos que a veces se salen un poco de su papel, bien por ignorancia, bien por arrogancia...

El caso es que publiqué las notas de la asignatura que comparto con JR, y al poco tiempo recibí algunos e-mails de queja —sí, de queja— de algunos alumnos. La verdad es que JR corrigió bastante bajo, comparado conmigo, pero también es cierto que dejó algunos alumnos con 4,75 que después en revisión iba a subir a 5 (no lo hizo directamente porque es la primera vez que trabaja con nosotros y no sabía si la costumbre en esta asignatura era cargarse a la gente con 4,9 o no).

Me escriben a mí porque saben que yo contesto a los e-mails y JR no. [Esto será objeto de otro post, más adelante.]

La mayoría de los alumnos suavizaron su queja con un tono formal de extrañeza, preguntando educadamente por las tutorías, la revisión de exámenes, etc. Pero hubo uno que fue directo al grano.

No puedo reproducir el correo, pero, en pocas palabras, este es el resumen de lo que me decía:
  • Ha recibido el e-mail con su nota (el examen se lo corrigió JR), pero quiere comprobarla y no sabe buscarla en el listado que también se publica en Internet, accesible sólo a los alumnos. [Por supuesto, sí estaba publicado.]
  • Le extrañaría mucho que esa fuese realmente su nota. Me cuenta un rollo acerca de cómo se supone que dijo JR que iba a corregir los exámenes. Cree que el desarrollo de las preguntas no lo puede tener tan mal.
  • Me pide que YO le revise el examen de su parte, porque se va al extranjero y no podrá asistir a la revisión.
  • Quiere que le digamos su nota por ejercicios (saber lo que ha sacado en cada pregunta, vamos).
  • ATENCIÓN A LA POSTDATA: "PD: Es totalmente imposible que tenga esa nota".


Cuando lo leí, simplemente aluciné. Es posible que un profesor se equivoque al corregir. Es posible —y probable— también que la percepción que tiene un alumno de lo bien o mal que ha contestado el examen sea muy distinta de la evaluación real que efectúa el profesor. He tenido algunos alumnos insolentes o prepotentes en tutorías y en revisión de exámenes. Pero esto, algo de este estilo, es la primera vez que lo leo, la verdad.

Por cierto, la nota que le pusieron era un 3,85, y me he esperado a escribir esto hasta que pase la fecha de revisión de exámenes. Efectivamente, se ha quedado con un 3,85.

Como dijo Zoe al contarle esta anécdota: "Nunca digas este cura no es mi padre, de este agua no beberé... ni esta no es mi nota".

Convocatoria de gracia

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Algunos momentos graciosos tenemos que tener. Unos ex alumnos comentaban hoy con Zoe, mi compañera de despacho, qué es eso de la convocatoria de gracia.

"Pues que te aprueban si les haces gracia", ha dicho alguien.

No sé si se da en todas las universidades; la convocatoria de gracia se solicita cuando te quedan pocos créditos para terminar la carrera y hay una asignatura que... se te resiste.

Último examen del cuatrimestre

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Dentro de una hora y media comienza el último examen del cuatrimestre. Espero que sea tranquilo, porque no creo que se presente mucha gente.

Últimamente tengo un poco abandonado este blog, y eso se paga. Los temas pendientes de van acumulando (de hecho, tengo dos posts a mitad).

Rápidamente, puedo decir que la revisión de exámenes de mi asignatura fuerte de este cuatrimestre fue bien, aunque aprobé a más gente que nunca, en la revisión; por querer corregir rápido, había cometido bastantes imprecisiones. Ahora se correrá la voz de que es fácil subir nota conmigo... Bueno, espero que no.

Y el reparto de asignaturas para el curso que viene está ya a punto de terminar. Este año ha sido más rápido que otros años. De momento, si nada cambia, me quedo con las mismas asignaturas que este curso, aunque he cogido un grupo más de teoría de la asignatura de la que antes os hablaba, y así me evito tener que coger tantos grupos de prácticas (la famosa maratón).

Bueno, y, como decía, dentro de nada tengo el examen de recuperación de una asignatura del cuatrimestre pasado (la de las madrugadas de los jueves). La verdad, no tengo la esperanza de que aprueben muchos, y menos de que me hagan un buen examen. Pero sí lo deseo.

Espero que sea un examen tranquilo. Me llevaré el portátil para poder seguir trabajando en la documentación final del proyecto, que parece no terminarse nunca...

Qué hacemos los profesores cuando no tenemos clase (II)

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El resto del mes fue horrible. Hasta la segunda semana controlé, como se suele decir. Pero, a partir de ahí, ya se ha ido haciendo todo más pesado y difícil, todo más desorganizado... Sin tiempo para nada.

Mi intención era mostrar un resumen casi diario de mis actividades durante junio, como en mi anterior post. Pero no he podido ni escribir.

Cosas concretas en que he empleado el tiempo:
  • Impartir la segunda edición de un curso para una empresa. No fue mal, aunque la primera edición fue más exitosa. Ya nos ha llegado el resumen de las evaluaciones de los asistentes, y la puntuación global media ha sido de un 2,6 sobre 3 (la otra vez creo que fue de 3 sobre 3, prácticamente).

  • Exámenes. La preparación del examen del día 12 de jnio me llevó demasiado tiempo, y aun así había un error en una pregunta; menos mal que lo detectamos a tiempo, durante el examen, y lo avisamos. Si no, ¡la que se hubiera armado! Después, en este examen me suelo currar yo la resolución a limpio; suelo contar con más o menos colaboración del resto de profesores, pero al final suelo ser yo quien prepara el documento final, que colgamos para los alumnos en una intranet existente. También fue bastante pesada la corrección de este examen: 129 exámenes (frente a sólo 73 que tuvo que corregir el otro profesor de la asignatura). Los resultados no han sido malos; el lunes tengo la revisión.

  • Congreso. Tardé unos días más de lo previsto en tener terminadas las correcciones del artículo que nos habían aceptado en un congreso. Esos días, no tuve un horario normal.

  • Documentación del proyecto para una empresa. Sí, sigo con ello. Hasta hace poco, no me han dado una parte importante de la documentación que yo tengo que adaptar e integrar dentro de un documento final. Esto también me ha quitado mucho tiempo, energías, y me ha impedido llevar un horario normal.

  • Reuniones para el nuevo plan de estudios. Cada vez me hace menos gracia ir a las reuniones. Todos los viernes a las 10h, y se avanza muy poco cada semana. De todas maneras, es mi forma de ser, o mi manera de hacer las cosas: de cada reunión envío un correo electrónico al resto de profesores del Departamento que están en la Unidad Docente implicada, para que estén al tanto de todo (yo soy un mero transmisor y representante del Departamento en este asunto, por supuesto). Este e-mail ya me quita un tiempo. Esta semana que viene, por ejemplo, me tocará insistir para que quedemos para empezar a tomar decisiones y definir nuestra postura, de cara a la próxima reunión de la comisión.

Lo que me ha matado este mes ha sido una mezcla de: acumulación de tareas urgentes, falta de horarios concretos (mientras das clase, vas a piñón fijo, porque tienes todas las semanas el mismo horario, pero cuando se termina esa rutina...), muchas interrupciones y poco tiempo para mí, cansancio mental, y —la última, pero no la menos importante— incomodidad por el calor.

No podía quedar con todos mis amigos y familiares que ya están más o menos de vacaciones, o de medio veraneo. Yo sigo empantanado con mis cosas, pero con muchas ganas de terminar.

Qué hacemos los profesores cuando no tenemos clase (I)

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Aprovechando la reciente finalización de las clases, voy a dedicar una serie de posts a resumir qué hago cuando abandonamos la rutina de las aulas.

Es cierto que hay un porcentaje significativo de profesores que se han montado la vida muy cómodamente y desaparecen de la Universidad hasta casi retomar las clases en octubre, pero aquí me referiré a lo que un profesor pringaíllo como yo (bueno, tampoco me quejo) hace cuando no da clases.

Soy Profesor Colaborador no doctor. El eslabón más débil de la cadena, después de los Asociados a Tiempo Parcial (en peligro de extinción en mi Universidad, pues se prevé que dentro de unos años descienda el número de alumnos y/o el de créditos a impartir). Si me quiero mover para pasar de pantalla (llegar al siguiente escalafón, que sería Profesor Contratado Doctor) necesito terminar mi Tesis Doctoral, publicar en congresos y en revistas, etc.

Y cuando no hay clases, es cuando hay (más) tiempo para todo lo que no es dar clases.

Sin más preámbulos, cuento de manera telegráfica a qué he dedicado mi tiempo esta primera semana sin clases.

Lunes: estuvimos toda la mañana ultimando una documentación técnica para presentarla por la tarde a los de la empresa con/para la que estamos desarrollando un proyecto. La reunión con los de la empresa por la tarde fue muy bien, la verdad, y ya hemos dado un paso importante hacia la finalización del proyecto.

Fue una mañana agobiante, para empezar la semana, pero la tarde fue gratificante, y llegué relativamente pronto a casa.

Martes: Estuve adelantando un poco la preparación/maquetación de uno de los exámenes que tenemos la semana que viene. Después, tuvimos una importante reunión para hablar del nuevo plan de estudios de una de las titulaciones en que mi Departamento imparte docencia. De esa reunión salí con más faena de la que tenía al entrar, porque me encargaré de asistir a las reuniones semanales que se realizan con el resto de departamentos implicados, como representante del Departamento.

Mi bisabuelo de Tesis (el director de tesis de la directora de tesis de mi director de tesis; es un señor que todavía da clases) me dio un buen consejo una vez: "nunca te metas en esas cosas hasta que acabes la Tesis". Al final, no he tenido más remedio que meterme, pero no será mucho trabajo; y era necesario, pues soy de los que más docencia imparte en dicha titulación, en estos momentos. Además, él se refería más a cargos puros de gestión universitaria: representante en Juntas de Centro, Junta de Gobierno, etc.

Bueno, el martes por la tarde me dediqué a terminar una pregunta más de examen (reconozco que le dedico mucho tiempo a eso, porque me gusta que estén completas y bien pensadas, y no improvisadas y mal hechas). Al final de la tarde, estuve revisando un artículo que envié para un congreso que tenemos en septiembre, y que nos han aceptado pero con correcciones, que hay que tener terminadas para el 10 de junio. Otra fecha límite... Llegué tarde a casa, pero aún tuve tiempo de llegar al supermercado de mi barrio antes de que cerrasen y hacer algunas compras.

Miércoles: pasó rápido. Por la mañana, llegué en bici al Departamento (estoy volviendo a cogerla, cuando el tiempo lo permite; es genial), y me puse a trabajar con mi director de Tesis en algunos aspectos del artículo que comentaba en el párrafo anterior. Después, estuve el resto de la mañana con tutorías, de cara a los próximos exámenes. La tarde del miércoles me la tomé libre. Me fui con mi pareja a tomar un zumo y unos crêpes... :-)

Jueves: Un día un poco "tonto": Consejo de Departamento para elegir al nuevo equipo directivo, y después, comida para celebrarlo. Un día de esos en que no haces nada. Bueno, por la tarde quedé, todavía con la panza llena, con Johny para acabar de repasar los detalles de la segunda edición que vamos a dar de un curso para una empresa.

Viernes: He asistido a mi primera reunión del nuevo plan de estudios para una de las titulaciones en las que imparto mi docencia. Lento, y un poco aburrido, pero buen ambiente. Y, al menos, es una actividad diferente. Después, he tenido tutotías (el lunes tenemos uno de los primeros exámenes). Por la tarde, me he dedicado a seguir avanzando la documentación para el proyecto que realizamos con una empresa.

Recuperando la normalidad y con fuerzas

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Termina el cuatrimestre, y empieza el mes de junio, transición hacia la época de verano, sin clases ni exámenes ni tutorías, y con tesis, tesis y tesis.

Ya he terminado la maratón de clases. Todavía me quedan esta semana dos asignaturas que terminaré de impartir mañana y el viernes, respectivamente.

El viernes acabé la semana muy contento, la verdad; y sigo así, animado, como liberado del peso de las clases, ya que en mayo tuve muchas, como he comentado varias veces.

Ahora, tengo la sensación de tener mucho tiempo disponible, y suficiente para realizar con calma y concentración mis tareas.

La tarea principal que ahora mismo llevo en marcha sigue siendo la documentación de un proyecto que estamos todavía terminando (nunca se acaba de terminar del todo) para una empresa.

Poco a poco quiero ir recuperando un poco la normalidad (que he perdido totalmente en este mes de mayo), en el sentido de no quedarme hasta muy tarde todos los días, y tomarme un tiempo para hacer ejercicio y estar con la gente, además de retomar el inglés y otros hobies.

También, me ha llamado de nuevo Johny para comenzar con una nueva edición del curso que dimos en inglés, pero esta vez en castellano. Lo bueno es que tenemos casi todo el material ya en español, porque primero lo hicimos en nuestro idioma para después traducirlo al inglés.

Y, como decía al principio, junio tiene que ser también el mes en el que empiece a retomar la tesis. Seguiré informando.

Un blog y un enlace

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Me ha gustado encontrar el blog de un profesor de secundaria, por la temática y por lo bien que está escrito. Diario de un profe, se llama. Lo añadiré en cuanto pueda a la lista de blogs recomendados, porque lo es.

También me ha gustado el titular del artículo de El País "Profesor analógico, alumno digital", para referirse al desfase entre los métodos de enseñanza que todavía usamos y el mundo en el que se mueven los alumnos.

Creo que el artículo en cuestión da por sentado demasiado alegremente que los profesores están predispuestos a usar las nuevas tecnologías y nuevas metodologías docentes (y que lo que falla son los medios), cuando realmente muchos docentes todavía creen que dar una clase "moderna" es usar powerpoints con animaciones onomatopéyicas y horrendas.

Eso sí, me reafirmo en que, de aquí a 15 años (e incluso puede que antes) la manera de impartir clases habrá cambiado bastante.

En ese futuro no demasiado lejano, me imagino automatizadas todas las tareas repetitivas de evaluación, y toda la burocracia asociada a la labor docente: producción y distribución de material de estudio (apuntes, ejercicios, etc.), revisión de ejercicios o trabajos propuestos, preparación y desarrollo de prácticas con ordenador, etc.; también, todas las tareas de gestión: programación de los calendarios y horarios de las clases y de los exámenes, etc.

Me imagino, además, el desarrollo de la actividad en el aula muy diferente a lo que ahora es la norma. Una clase magistral del futuro: alumnos observando en sus respectivas pantallas el desarrollo de un tema que el profesor va escribiendo o dibujando en una limpia y brillante pizarra que, en realidad, se trata de una gran pantalla táctil. No sólo eso: los alumnos interactúan a través de sus pantallas (también táctiles) con el profesor, planteando sus dudas o sugerencias.

No es tan difícil que esto llegue a pasar y a generalizarse, de verdad. Ojalá.

"Alt+Tab" imposible en estos momentos

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La otra cara de la moneda es: todo lo que no es docencia; la Tesis, y las labores de consultoría.

Quizás sea una tortura innecesaria pensar ahora en la Tesis, porque sabía de sobra que en esta parte final del curso no iba a poder dedicarle tiempo.

Bueno, sigo pensando que si me aislase más del mundo y, sobre todo, me organizase mucho más el tiempo (cumpliera más estrictamente lo que me programo), conseguiría sacar a la semana un ratito para la Tesis, incluso en periodos "extremos" como el presente mes de mayo.

El problema es que, a estas alturas de curso, las ideas están tan espesas en mi cabeza que no soy capaz de hacer "Alt+Tab" y cambiar de tema con facilidad. Es decir, se me hace una montaña en estos momentos pensar en la Tesis. Sé que tengo tareas pendientes, o a mitad hacer, como la búsqueda bibliográfica, y cerrar un enfoque o planteamiento inicial. Pero hasta ahí llego; ponerme con eso, en una horita o dos que pueda tener libres en un momento dado, se me hace muy cuesta arriba.

Por tanto, está claro: no me torturo más, y espero a junio para ponerme otra vez en marcha. Siguiendo con el símil informático, Hacer "reset", pero YA.

Cansado pero contento

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Esta ya es la última semana con maratón de prácticas; la verdad es que ya estoy cansado.

Al mismo tiempo, estoy muy contento de la relación que tengo con los alumnos este año, en el aspecto puramente académico.

Me está gustando la maratón de prácticas porque me está sirviendo para conocer un poco más a todos los alumnos (bueno, a los que vienen a prácticas, porque son voluntarias), y me quedo tranquilo porque sé que hemos llegado a dar todo lo importante de la asignatura, y a darlo bien. Incluso yo diría que he conseguido explicar algunas cosas mejor que otras veces.

Pero por las noches me cuesta irme a la cama pronto, y casi todos los días tengo clase a las 8h o a las 8.30h (como hoy), así que por las mañanas voy zombi. Por las tardes, tras una mini siesta, aprovecho más el tiempo, pero es que casi todos los días tengo clases. Hoy, por ejemplo, termino a las 21.15h. No me quejo; es mi trabajo. Pero empiezo a sentir cansancio mental, saturación.

Volviendo a las cosas positivas —es decir, a los alumnos—, algo muy significativo, más allá de mi percepción, es que este curso estoy teniendo más alumnos que vienen a visitarme en tutorías.

Y mayoritariamente vienen porque están currándose la asignatura, es decir, están haciendo los ejercicios propuestos, estudiándose la teoría... Les surgen dudas de las que surgen cuando estudias, y no sólo dudas de "no entiendo nada", "esto de qué va", etc.

No digo que el mérito sea mío. La verdad es que creo que es algo mutuo. En todo este curso (también en el cuatrimestre pasado) me he encontrado con alumnos bastante motivados (al menos, más que otros años), bastante receptivos y con ganas de trabajar. Seguramente —quiero creerlo— yo he sabido aprovechar y mantener su interés, un poco; pero también, tener buenos alumnos te anima y te facilita dar la clase.

En definitiva, sea como sea, estoy bastante contento con mis alumnos de este año. Y también con el trato de respeto mutuo que estamos consiguiendo entre todos, cordial y cercano al mismo tiempo.

Eso no quiere decir que crea que todos van a aprobar, ni nada de eso... Ya veremos los resultados. En el fondo, mis asignaturas no son de las más difíciles, y siempre hay otras que les acaban quitando tiempo.

Me alegro de que haya profesores así

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Ya se acerca el final del curso, y no soy el único profesor que se encuentra cansado y saturado.

Aun así, siguen habiendo encuentros con personas que te alegran el día, como Ruso.

Al terminar mi clase de 8.30 a 10.30h de los miércoles, me he cruzado con una compañera, que ponía cara de agobiada. El final de curso nos afecta a todos. En mi caso, se debe en parte a la acumulación de clases, y el estrés por intentar terminar toda la materia, pero veo que es algo general, quizás debido simplemente al desgaste de todo el curso. En definitiva, todos tenemos ganas de acabar el cuatrimestre ya (los alumnos también, supongo).

He ido a una de las cafeterías del campus a almorzar, antes de continuar con la marcha, y allí he coincidido con Ruso, un profesor asociado a tiempo parcial, pero de los medianamente veteranos (lleva ya unos 3 ó 4 años dando clases).

Ruso es un tío muy especial, muy divertido, sobre todo por lo despistado que es, pero también por su carácter humilde, honesto, inocente y transparente. Poco a poco ha ido ganando experiencia en dar clases, y lo compatibiliza bastante bien con su otro trabajo (los asociados a tiempo parcial se supone que trabajan fuera de la Universidad, en el mundo real).

Además, se nota que lo vive, que le gusta dar clases, preparárselas bien (lo cual tiene mucho mérito, dado que tiene otro trabajo), y es bastante constante, en todos los sentidos.

Él también me contaba que está cansado y deseando que llegue pronto el final de mayo. Pero, además, quería compartir aquí otro pensamiento suyo, que me ha alegrado el día, como decía al principio.

Ruso piensa que lo mejor de dar clases es lo mucho que uno mismo puede llegar a aprender y a crecer. Tal cual. Me he quedado maravillado al oírlo. NO ha dicho, por ejemplo: "lo mejor de ser asociado a tiempo parcial es que, con poco esfuerzo, me saco un dinerillo extra". No. De hecho, él, para poder dar bien sus clases, pidió una reducción de jornada del 20% en su trabajo.

Él cree que dando clases, aprendes mucho, simplemente porque para poder explicar algo bien, necesariamente tienes que entenderlo tú bien antes. Y al buscar maneras de explicarlo y de hacerlo entendible para el resto de gente, tú mismo descubres matices y detalles o enfoques alternativos de la materia que estás tratando que, de otra manera, pasarían desapercibidos.

Además, en su caso, lo que explica en la Universidad le está sirviendo también para aplicarlo en su trabajo, y lo está disfrutando aún más.

Es genialmente simple, o simplemente genial.

Cuando nos hemos separado, cada por su camino, le he dicho (y no era una coletilla, esta vez): "me alegro de haber charlado contigo".

Tengo ganas ya de que llegue junio

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No he podido escribir mucho estos días, y se me quedan muchas anécdotas en el tintero.

No sé si este blog pierde mucho interés cuando escribo más espaciado en el tiempo, pero estoy contento de poder seguir dejando por escrito esta especie de diario, anecdotario y recopilación de reflexiones.

Bueno, todo sigue su rumbo. La semana anterior fue rara, por el puente del 1 de Mayo, y no tuve demasiado trabajo con las clases. Sin embargo, no pude avanzar mucho mis tareas de ese proyecto que estamos llevando a cabo con una empresa.

Creo que va a quedar muy bien, ese trabajo que estamos realizando.

En general, me siento un poco saturado y cansado. Veo todo lo que tengo que hacer, y estoy motivado, me gusta. Pero se me amontona en la cabeza. Hablo tanto de cosas presentes como de tareas futuras.

Por una parte, está el final del curso: como siempre, me falta tiempo para dar todo el temario. Me haría falta 1 semanita o 2 más.

Adicionalmente, estoy preparando algún material de estudio complementario, para mis alumnos, pero me cuesta encontrar huecos, porque ahora estoy de nuevo a tope de clases (la maratón final de la que os hablé).

Y, como os decía, seguimos con reuniones y cosas para finiquitar el proyecto con una empresa.

El problema real ahora es que no tengo ratos largos para trabajar, y cuando los tengo, tampoco es que me cunda mucho el tiempo.

Cuando llegue junio, tengo pensado tomarme unos días de descanso absoluto. A ser posible.

Semana cultural

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En uno de los centros en los que imparto clases están ahora de semana cultural.

No se cortan las clases, pero hay multitud de actividades lúdico-festivas para que el personal se lo pase bien.

Recuerdo también mis semanas culturales, de mi época de estudiante. No es demasiado distinto a lo de ahora, pero el que ha cambiado soy yo: me parece que la semana cultural corta un poco el ritmo de las clases. Es un obstáculo más, a sumar a las fiestas universitarias, y a los parciales de mis asignaturas vecinas, que distraen la atención de los alumnos hacia mi asignatura. [Estoy exagerando un poco; no es para tanto, en el fondo.]

Pero, bueno, a lo que iba. Hoy me ha dado por preguntara mis alumnos, cuando han entrado en clase:
Bueno, ¿qué tal va la semana cultural? ¿Habéis leido algún libro? Aunque sea en PDF.

Una de mis gracietas. Por lo menos, ha servido para conseguir su atención.

Maratón final de clases

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No escribo desde hace días. He estado liado, sobre todo, avanzando trabajo relacionado con la consultoría que estamos llevando a cabo para una empresa.

Ese asunto va bastante bien. Como otras (recientes) veces, incumplí un poco una fecha de entrega, para la cual debía tener hecha una primera parte de lo que estoy haciendo. Pero no pasó nada; los de la empresa no lo han percibido como un retraso, y de momento ya tienen faena sólo con leerse lo que les he mandado.

sigo con ello. Todo este próximo mes de mayo, que ya está ahí, lo voy a dedicar a terminar mi parte de este proyecto. Será una buena experiencia, finalmente, y es posible que nos surjan nuevas colaboraciones con la misma empresa más adelante; ojalá.

Todo ello supone dinerito, que va haciendo falta, pa' qué vamos a negarlo. Estoy a punto de cobrar ya también el curso que di en inglés. No lo he hecho todavía porque el papeleo es bastante lento, y porque no he tenido tiempo de ir a recoger el cheque, que me está esperando...

Otra que me está esperando es la Tesis, pero está claro que no la voy a poder tocar hasta junio (a pesar de lo que me propuse). Ahora bien, debería intentar ponerme con ella en junio, y no en julio.

Para el verano tengo también otros propósitos, no académicos, como son: dedicar tiempo al ejercicio (bicicleta, correr), y a mejorar mi inglés. Esto último, lo tengo totalmente abandonado, a día de hoy, por desgracia, a excepción de las prácticas semanales con mis alumnos Erasmus.

Bueno, el caso es que me he propuesto que este verano sea, de verdad, el típico y clásico momento del año donde dedicas tiempo a actividades importantes (pero no urgentes) que has tenido que dejar de lado durante el curso. Actividades enriquecedoras, que te completan o complementan como persona. Suena raro, pero así lo veo. He pensado mucho en eso: hay cosas que, en el día a día, no son importantes y acabas no dedicándoles tiempo, pero que conviene poner en marcha, y no dejar en el olvido. Cosas que son estratégicamente importantes, o importantes a largo plazo.

El ejercicio no lo he abandonado por completo, pero hoy es el primer día que he vuelto a coger la bicicleta para venir a la Universidad, desde hace semana y media, o más. Ha sido por motivos climatológicos (estos días ha hecho mucho viento y/o lluvia), pero también por causas/excusas logísticas, digamos: muchos días he tenido que cargar con bastante material, incluido mi portátil, y se hacía complicado ir en bici. También, preveía que iba a volver tarde a casa, y prefería hacerlo en transporte público o en coche. Y también, he visto que necesitaba volver a casa a comer y hacer siesta, para aguantar mejor la tarde (nunca he hablado de mis siestas... ya lo haré otro día).

Bueno, y volviendo a la crónica de actividades... Estos días están siendo bastante tranquilos, en lo que a docencia se refiere, aunque ya he comenzado la maratón de prácticas que comenté: 7 grupos de prácticas, de 2 horas de duración cada uno, esta semana y 3 semanas más de mayo. Supone doblar prácticamente mis horas semanales de clase, y repetir 7 veces lo mismo, y vivir casi en la Universidad (hoy miércoles terminaré a las 21.15h mis clases, y mañana a las 8h ya estoy otra vez en la tarima). De momento llevo 1 de 7, y bien; buenas sensaciones. Además, me permite conocer a otros alumnos que no tengo en clase de teoría (yo imparto 2 de los 4 grupos de teoría de esta asignatura).

Ah, bueno... Se me olvidaba comentar que, finalmente, el Profesor Fantasma no da sus clases, aunque expresó su intención (ya lo contaré mejor si tengo tiempo), y eso hace que, de rebote y en el último momento, a otro profesor del Departamento le haya tocado dar 2 de los otros 3 grupos de prácticas de la asignatura que acabo de comentar. El décimo grupo lo hemos tenido que cancelar, porque el sustituto involuntario ya no podía asumir más clases. Una vergüenza: un tío que cobra por dar clase, y que no las da. Ya lo explicaré un poco mejor, si puedo. Remito a mis posts anteriores sobre el tema.

Bueno, veremos si mi garganta aguanta el ritmo de clases.

Exámenes que se autocorrigen

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Navegando un poco al azar, me encuentro con el siguiente post, en un interesante blog sobre arquitectura de un profesor chileno:

En mi Universidad, como en tantas otras de España, se hacen intentos desde hace años para ir automatizando cada vez más las tareas de evaluación. Por lo que veo/leo, no somos los únicos.

Combinado con un mayor uso de elementos multimedia para la ejecución de las clases (el powerpoint ya dejó de ser una novedad), y todo con el envoltorio de la convergencia con Europa, la idea es promover el uso de herramientas informáticas para, por ejemplo, generar aleatoriamente diferentes exámenes o pruebas de evaluación (no necesariamente de tipo test, sino incluso de respuesta abierta) que después sean corregidos por la misma máquina.

Yo, lo único que sé es que, dentro de 10 ó 15 años, el ejercicio de la docencia universitaria (incluidas las tareas de evaluación) será muy diferente a como es hoy en día. Sé que no se pueden seguir manteniendo indefinidamente maneras anacrónicas de impartir clase o de poner, hacer o corregir exámenes, etc.

Pero otra cosa es la realidad actual. En mi Universidad, se está fomentando el uso de una herramienta de autoevaluación, que usamos para pruebas parciales o simulacros, evaluación de prácticas, etc.

Yo, particularmente, nunca la he usado. Usarla supone prepararse una gran batería de preguntas, para cada tema, práctica o examen, con sus correspondientes respuestas, y procurar que estén bien planteadas, ponderadas, que haya suficiente variedad, etc. Y después, meterlas en el sistema informático, y rezar para que no se quede colgado o haga cosas raras.

De momento, voy a pasar. Cuando se reformen los planes de estudio, y acabe la Tesis, entonces hablaremos.

Sí que participé hace unos años en el uso de una herramienta similar, pero desarrollada ad hoc para su uso en una asignatura concreta (la intención inicial es que sirviera para más asignaturas, pero al final el proyecto se ha ido abandonando). La experiencia fue buena.

Sin embargo, de momento, no veo que estas herramientas puedan sustituir a los clásicos exámenes escritos; por falta de madurez de las herramientas informáticas en sí, y de los propios usuarios (profesores y alumnos), no por otra cosa.

Bueno, lo comento como anécdota, al hilo del enlace que he incluido arriba.

Extended deadline: vida extra

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Me ha encantado esta viñeta de PhD Comics (pinchad sobre ella para leerla mejor). Trata sobre las fechas límite de envío de trabajos, resúmenes o artículos para un congreso, que en inglés son conocidas como "deadlines" (líneas de muerte, literalmente).

La situación que plantea la viñeta es súper realista, y lo gracioso es verlo reflejado tan bien.

Cuando te planteas presentar un trabajo a un congreso, una de las cosas más importantes que hay que mirar es la deadline, como solemos decir.

[También hay que detectar otras fechas y detalles interesantes prácticos, como los siguientes: fecha límite de inscripción reducida (a precio reducido)—la segunda fecha más importante, después de la deadline—, si hay cuota de inscripción especial para estudiantes u otros casos, si hay que enviar sólo un resumen (un abstract, en inglés), un resumen extendido (de 2 a 4 páginas, por ejemplo) o un artículo completo (aunque no llega a ser como un artículo para una revista de investigación), etc. Además, hay que ver si la ciudad donde se realiza el congreso es bonita... pero ya hablaré de eso otro día.]

Pues bien, algo que sucede [casi] siempre, y que queda genialmente reflejado en la viñera de PhD Comics, es que, unos días antes de la fecha fijada como deadline (a veces, unas horas antes), la organización del congreso publique en su web y envíe por e-mail a los interesados un aviso informando de que la fecha tope de entrega se pospone unos días.

Viene muy bien, porque siempre se apura hasta el final. El trabajo hay que enviarlo unos meses antes del congreso, y siempre te pilla haciendo otras cosas más importantes y/o urgentes... Con lo cual, creo que no me equivoco imaginando que la situación que refleja la viñeta es muy común entre los investigadores. A mí me suele pasar, al menos, y no soy el único por aquí...

Además, es gracioso: como dicen en la viñeta, "siempre pasa lo mismo" (siempre suelen extender la deadline), pero, aun así, siempre te olvidas, y vas agobiado hasta el último momento para terminar el trabajo.

Cuando se te ocurre consultar el web del congreso, unos días antes de la deadline, y lees: "Extended deadline", con una nueva fecha, respiras tranquilo... Es como una "vida extra", en un videojuego, cuando están a punto de matarte.

Me ha sucedido hace muy poco, con un trabajo que tenía que entregar para un congreso, antes de Pascua. Apuré hasta incluso después de la extended deadline (nos lo aceptaron, por suerte).

Aun así, mi reacción interior suele ser la misma que la del personaje de la viñeta: "¿Tengo que seguir trabajando en esto durante otra semana?"

Fiesta Erasmus brasileña

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Cuando he bajado hoy del transporte público, llegando a la Universidad, lo primero que he visto ha sido un cartel amarillo en una farola que decía "Fiesta Erasmus Brasileña". ¿Puede haber una combinación de palabras que evoque más al cachondeo desenfrenado?

Si "fiesta", "Erasmus" y "brasileña" son tres palabras que, cada una por separado, son muchas veces sinónimo de pasarlo bien, juerga, risas y jolgorio (podéis ver los términos relacionados que encuentra Google Sets cuando le metes esas tres palabras), juntarlas en un mismo concepto debe ser la jarana elevada al máximo exponente.

Lo curioso es que el cartel anunciaba que la fiesta era ayer, miércoles 2 de abril. ¡Miércoles! Sabía que lo típico de las fiestas Erasmus, y universitarias en general, era hacerlas los jueves, porque los viernes la gente se va a sus casas (los que viven no muy lejos) o salen con otros amigos... Pero, ¿un miércoles?

El Holandés, un investigador y compañero genial, experto en estos asuntos, me ha explicado que las discotecas saben que los jueves y los viernes la gente ya tiene sus sitios donde sale habitualmente. Así que, si los responsables de un local quieren organizar una fiesta temática como esa, para que tenga éxito lo normal es hacerla un miércoles. Yo alucino.

Cómo desplazarme a la Universidad. Breve evaluación

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Como comenté, estoy probando estos días a venir a la Universidad en bicicleta. No es la primera vez que lo hago; sobre todo en verano, he usado ese medio. Pero venir durante el curso me agobiaba más, por el tráfico, y por las prisas que a veces llevo.

Quería comentar aquí brevemente algunas conclusiones de estos tres días de prueba.

El martes y el miércoles vine en bicicleta a la Universidad, y hoy he usado el transporte público. Con los dos he tardado, más o menos, el mismo tiempo que con el coche. El coche es más rápido, pero con el tráfico de la mañana se iguala con la bici. El transporte público es más variable; hoy lo he cogido nada más salir de casa, pero a veces tarda más en llegar.

En cuanto a comodidad, sin duda, lo mejor es el coche. Y lo más incómodo (e inseguro) la bici. Ya estoy pensando en comprarme uno de esos complementos acolchados para sillines de bici (no sé cómo se llaman, realmente), para que mi trasero no sufra tanto. También, reconozco que voy sin casco, porque no me gusta el que me compré. Es jugarse el tipo por estética, lo sé...

Yendo en bici, el frío de la mañana se nota (es otra de las incomodidades), aunque no demasiado; no es un problema grave (y todavía lo será menos, de cara al verano). Hay que estar despierto (no puedes ir paseando y silbando, tipo Verano Azul), porque los coches hacen lo que menos te esperas, cuando menos te lo esperas.

La soledad del ciclista no lo es tanto, porque siempre te encuentras por el camino con mucha gente que va en bici a la Universidad; sobre todo, cuando estás llegando. Incluso en los días más fríos de invierno puedes encontrarte con bastantes biciclistas.

En conclusión: voy a seguir intentando venir en bici. No me canso demasiado; sí que es verdad que sudas un poco, pero nada del otro mundo. Lo que más pereza da es volver por la noche, cuando sales tarde de aquí (aunque, con el cambio de hora del domingo pasado, se hace más tarde de noche). Sé que algunos días (muchos, probablemente) cogeré el coche, pero ahora ya me he convencido de que, para mí, la bici es un medio válido de transporte, también cuando tengo clases y hay tráfico.

Con ánimos renovados, comienza la recta final

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Después de este parón de Pascua-exámenes, vuelvo al tajo.

Espero que no se me haga muy duro. Estoy animado.

He desconectado muchísimo estos días, aunque también he aprovechado para organizarme un poco mentalmente, tanto en el aspecto personal como en el académico.

Hoy he ido a hinchar las ruedas de mi bici. No quiero desvelar mucho acerca de mi Universidad, mi ciudad, etc. Pero vivo relativamente cerca de donde trabajo, y alguna que otra vez uso la bicicleta como medio de transporte para ir a la Universidad. También uso el transporte público en alguna ocasión, pero encuentro que no es tan puntual y fiable como debería ser, para mi gusto. A veces voy o vuelvo andando, pero eso sólo puedo hacerlo cuando tengo tiempo de sobra, porque tardo unos 40 minutos, desde mi casa hasta mi despacho, cuando en coche tardo de 10 a 15.

En realidad, el 90 o 95% de las veces voy a la Universidad en mi coche, por rapidez y comodidad. Y, sobre todo, porque muchas veces salgo de la Universidad tarde, de noche, y no me gusta tener que tomar el transporte público o la bici...

Pero todo es cuestión de organizarse. Como decía, hoy he hinchado las ruedas de mi bici en una gasolinera cercana a mi casa (me ha hecho gracia: antes de mí, había un padre con si hijo, hinchando las ruedas de un cochazo, un BMW, y después de mí venía un chico con una moto, también enorme). Ya están preparadas para soportar mi peso, que es mayor que antes de las vacaciones pascueras.

Voy a probar si con la bici soy capaz de llegar a tiempo a todo, sin agobiarme. Si lo consigo, la bici es el medio de transporte perfecto (junto con el transporte público, cuando no tarda demasiado), porque me permite hacer ejercicio y NO gastar NI contaminar.

Puede parecer una chorrada, pero hoy he disfrutado haciéndome un zumito de naranja; da pereza, pero cuando lo saboreas... Total, que empiezo la recta final de curso con un intento de llevar una vida más sana y ordenada. Me va a hacer falta.

Cosas que se avecinan:
  • Me uno a la labor de consultoría que está llevando mi director de Tesis con una empresa. Está en la fase final.

  • Paralelamente, si tengo tiempo, o posteriormente, he de comenzar a redactar los dos artículos basados en mi DEA.

  • De mi Tesis, me queda muuuucha faena, y el grueso va a ser este verano, pero quiero sacar tiempo para leer cosas, a ratos sueltos. Leer, ya es algo.

  • De docencia, sigue la marcha normal, hasta dentro de unas semanas, en que comenzaré la maratón, la traca final: 7 grupos de prácticas semanales, hasta final de curso. Ya hablaré más de eso; pero el caso es que tengo que comenzar a mentalizarme.

Mañana reanudo las prácticas de la asignatura en la que tengo unos alumnos Erasmus. La verdad, después del curso en inglés, me veo con más capacidad de hablarles y explicarles. Y, en cualquier caso, me apetece. Es una manera de seguir practicando el inglés.

De momento, esta semana NO empieza fuerte, así que creo que podré organizarme y no agobiarme. Creo que empiezo esta recta final del curso bastante centrado. Ya veremos qué tal.

Los árbitros siempre son los malos

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Se llaman referees, en inglés, igual que los árbitros de fútbol, aunque en español solemos referirnos a ellos como los evaluadores. Son los encargados de valorar si un artículo de investigación merece ser publicado o no, en una revista.

Cada revista científica tiene sus referees. No hay que hacer nada especial para ser referee. Sencillamente, empiezas a publicar artículos y, un buen (?) día, recibes una invitación de los editores de alguna revista para evaluar un artículo que les ha sido enviado.

Ser referee no se paga, y puede llegar a convertirse en un marrón, porque si los editores ven que lo haces bien, te envían más artículos para su revisión. Es el caso de mi compañero Chus, por ejemplo.

La mayoría de las revistas utilizan un sistema de evaluación ciego; es decir: tú no sabes quiénes son los referees que van a juzgar tu artículo.

Los editores envían tu artículo a tres referees, habitualmente (cada uno, además, desconoce quiénes son los otros dos). Después de leerlo, cada referee emite un dictamen individual, que puede ser de aprobación sin reservas, con reservas menores, o con reservas mayores, o bien de desestimación. Se supone que deben justificar su valoración y, en el caso de las reservas menores o mayores, indicar qué debe ser modificado o añadido en el artículo, en su opinión, para darle su visto bueno definitivo. Y aun en una segunda revisión, con los mismos referees, tras las modificaciones, te pueden tumbar el artículo.

En el caso de una revista a la que Zoe y Chus han enviado un artículo, se lo han tumbado porque, de los tres referees, uno lo ha rechazado directamente, otro lo ha aprobado con minor modifications (o sea, con reservas menores) y otro lo ha aprobado con major modifications (reservas mayores). La política de los editores de esta revista concreta, es rechazar directamente el artículo, en este caso.

Lo chungo viene cuando lees las argumentaciones de los referees; algo así como el acta arbitral en los partidos de fútbol, sólo que aquí cada referee justifica su decisión por separado, como acabo de comentar.

Hay muchas ocasiones en que las justificaciones que dan los referees sugieren que no han entendido bien el sentido del artículo, en todo o en parte, o directamente son incorrectas (por ejemplo, pueden objetar "en el artículo no se ha demostrado A", cuando en realidad sí lo has hecho, pero no se han dado cuenta). Por tanto, esas objeciones mayores o menores, en ocasiones, se podrían salvar con un simple diálogo (por e-mail, y a través de los editores, se entiende).

En este caso, Zoe y Chus lo han hecho (enviar un e-mail), y los editores les han propuesto que un cuarto referee evalúe su artículo; han tenido suerte (aún no sé si aceptarán, de todas formas). Pero otras veces, las normas son aplicadas con más rigidez, y te quedas con un artículo rechazado simplemente porque los referees que te han asignado son muy estrictos, o tenían un mal día, o son unos incompetentes.

Lógicamente, nadie te impide enviar el artículo a otra revista. Pero el proceso de revisión en algunas revistas es lentísimo, y pueden pasar años desde que envías un artículo hasta que te lo publican. Aun en el caso de que te lo aprueben a la primera, sin reservas, hay una demora de bastantes meses desde la aprobación hasta la publicación (a veces en las pruebas de imprenta se detectan erratas, etc.).

El proceso de revisión es mejorable; por ejemplo, podría haber una segunda ronda, si te lo rechazan, para comprobar si realmente el artículo es malo, etc. Pero eso supondría un colapso mayor (no hay mucha gente que quiera ser referee y que lo haga bien, porque precisamente están ocupados escribiendo sus propios articulos).

En algunas revistas, se paga para poder enviar un artículo. Así, se evita que la gente envíe artículos malos "por si cuela", pero se penaliza a los investigadores de los países mas desfavorecidos.

Crear referees de pago tampoco es la solución (sería lo equivalente a profesionalizar los árbitros, en el caso del fútbol español), porque se supone que se les exigiría más, dejarían de investigar, y eso les invalidaria como referees (además de que la mafia que se crearía alrededor del tema sería peor que la enfermedad).

La conclusión es que, como en el fútbol, los árbitros (referees) siempre son los malos de la película, lo hagan como lo hagan, y que, al menos, somos libres de criticar todas sus decisiones, independientemente de cuáles sean. Lo malo es que, forofismos a parte, las decisiones de estos árbitros son más trascendentes para nuestra vida diaria que las de los campos de fútbol.
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